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Comprueban que la Casa Blanca mintió sobre ataque a embajada en Libia en 2012

Correos electrónicos demuestran que el gobierno de Obama conspiró para entregar una explicación falsa sobre los ataques terroristas que afectaron a un edificio diplomático estadounidense en Bengasi, Libia, que la CIA utilizaba para transferir misiles a grupos rebeldes en el vecino país de Siria.

El presidente del Comité de Fiscalización de la Cámara de Representantes, Darrel Issa, solicitó hoy que el secretario de Estado, John Kerry, entregara su testimonio al Congreso el próximo 21 de mayo sobre las últimas revelaciones del asalto en Bengasi luego que el grupo Judicial Watch diera a conocer evidencia de que la Casa Blanca optó por mentir sobre el incidente para proteger a Obama, adjudicando el atentado a un video de Youtube que ridiculizaba al Islam, en septiembre de 2012.

Perdida en la discusión se encuentra la verdadera razón por la que el gobierno desea prevenir que el ataque sea investigado: porque, a todas luces, revelaría un escándalo de tráfico de armas muy similar al histórico Irán-Contra.

En mayo del año pasado, el senador republicano Rand Paul fue el primero en especular sobre la verdad de Bengasi, vinculando el hecho a un programa ilícito de contrabando de armas que pretendía abastecer a terroristas en Siria, en el contexto de una guerra encubierta de Estados Unidos en contra del régimen de Bashar Al Assad.

“Siempre he sospechado de que, pese a que no hay evidencias, quizás estábamos facilitando armas desde Libia, pasando por Turquía, hasta Siria”, dijo Paul a CNN, agregando que “nunca… entendí bien el encubrimiento – si es que fue intencional o una incompetencia”.

Al mismo tiempo se supo que el Departamento de Estado había contratado a una organización desprendida de Al Qaeda, la Brigada de Mártires del 17 de Febrero, para defender la misión diplomática de Bengasi meses antes del ataque.

Tres meses después se supo que la CIA había estado sometiendo a sus propios funcionarios a pruebas mensuales de poligrafía para impedir que los detalles de la operación se filtraran a la prensa.

El 1 de agosto, CNN reporteó que docenas de agentes de la CIA se encontraban en terreno en Bengasi durante el ataque, y que las pruebas poligráficas habían sido ordenadas para prevenir que éstos hablaran al Congreso respecto del programa, que comprendía “ayudar en secreto a mover misiles tierra-aire desde Libia, a través de Turquía, a las manos de rebeldes sirios”.

Aunque ahora el gobierno de Obama está abiertamente inyectando armas a los rebeldes sirios, se ha esforzado en señalar que dicho armamento ha sido destinado restrictivamente a los combatientes “moderados”. No obstante aquello, es ampliamente sabido que Al Qaeda es, por lejos, la fuerza combatiente más potente de Siria y que, en efecto, comanda a casi todos los grupos de milicias irregulares.

De salir públicamente, la verdad sobre Bengasi mostrará que la administración Obama entregó, a sabiendas, armas letales a los jihadistas más sangrientos de Al Qaeda en Siria, los cuales ya han crucificado a cristianos y mutilado a partidarios del régimen de Assad.

Si una investigación verdadera sobre los ataques de Bengasi destapara evidencia concreta del escándalo de tráfico de armas, Obama podría enfrentar una acusación constitucional, y muchos miembros de su administración enfrentarían largas condenas en prisión.

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