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Chile y su estado policial navideño

Hoy he visto noticias en televisión abierta y he observado una situación que expliqué podría ocurrir en su contexto. Antes de describirla, les recuerdo que creo en los derechos civiles y en el estado de derecho; creo honestamente que la gente debe entregarle a Chile, así como tiene toda la opción de exigirle a la Patria una vida digna.

En televisión he visto cómo en la población Sindempart una persona fue atropellada por un retén móvil que se dio a la fuga, en un contexto que no era álgido. Esto frente a las cámaras de televisión. Dicho lugar está en la capital de la Cuarta Región del país. Esa fue la respuesta frente a la consulta por la detención ilegal de un soldador que estaba en la calle realizando su labor (cosa que da como mucho para una multa). Frente a vecinos el soldador fue agredido por un funcionario policial de civil sin identificar, y luego detenido por una patrulla: lesiones aparte, amedrentamiento de quienes debiesen ser protegidos.

¿Es extraño lo que ocurre en este caso, un hecho aislado? La verdad, esto es la consecuencia de la institucionalización del abuso policial. Responsablemente puedo decir que es sólo la normalidad que se asumió cuando vimos niños con fracturas rotas que no ofrecían resistencia al ser desalojados del Mapocho, donde no hubo sancionados. Cuando no se sanciona el actuar irregular, se termina validando esa conducta: con todo desparpajo vemos en videos de internet a jefes instando a subirle la falda a las mujeres (con menores de edad) en manifestaciones donde no hay gritos siquiera. Durante meses, a muchos les dio igual que a menores de edad se les secuestrase y se les sometiera a torturas, acreditadas por las Naciones Unidas, ante lo que se optó por decir en cortes internacionales que esas salvajadas se cometían porque había violentistas. Es decir, se justifica el abuso y por tanto se legitima con cualquier excusa que no resiste sustento. En otras palabras, derechamente no hay inteligencia en explicar la brutalidad.

Hace una semana el ejecutivo anunció que apelaría al fallo judicial que imponía el no-abuso policial en una comunidad mapuche. Se entendió que las guaguas mapuche no tenían por qué ser reprimidas con gases; cerca de Navidad no queda bonito gasear bebés de lugares pobres. Tal era el motivo de presentación de la queja en tribunales. Es decir, se anunció que se iría a pedir permiso en tribunales para abusar a niños pequeños y mujeres en sus casas, tal cual quedó establecido en el proceso. Vaya figura navideña.

Sería una pérdida de espacio extenderme sobre los miles (acreditados y verificados por tribunales) actos de abuso en el último año. No me hace mejor persona el callar (o hacer callar) ayudando con mi silencio a quien lo necesita para violentar personas. No se hace un mejor país siendo cómplice de tanta barbarie.

Espero que, en estos días en que el año está de cambio administrativo, podamos imaginar un mundo en el que quienes violan la ley, con o sin uniforme, sean sancionados en igualdad de condiciones. Quiero un país donde nuestros hijos puedan sentirse a salvo, protegidos de delincuentes si quieren manifestarse, y donde la gente no deba temer por sus bienes. Un país donde parezca que se promueve lo mejor de cada uno, hará que la gente se comporte de ese modo. Precisamente se muestra que se llega lejos con el mejor esfuerzo.

Un comentario
  • Anónimo
    29 diciembre 2011 at 11:03 am -

    Totalmente de acuerdo contigo… ojala que asi sea.