Operación Huracán: Ex mayor de Carabineros dice que «Blu se inmoló para ayudar a Villalobos»
El asesinato del coronel Gerardo Huber, el escape de los frentistas condenados por el crimen del senador Jaime Guzmán, la noventera polémica de drogas en el Congreso y los crudos abusos que involucraron a Colonia Dignidad. A cada uno de esos casos aportó en el área investigativa el mayor (r) de Carabineros Jorge Aguirre Hrepic.
En 2017, el temuquense publicó un libro titulado «En el nombre del general», que relata aspectos inéditos en la historia de la institución a la cual sirvió por casi 30 años. El escándalo de la supuesta manipulación de pruebas en la denominada Operación Huracán, donde se cuestiona el trabajo policial de inteligencia y pericial, no le es indiferente.
Los capítulos de su obra muestran que el historial de malas prácticas, injusticias internas y corrupción, se arrastra desde hace muchos años. Ahora se «destapó la olla», indica. La crisis agravada por el millonario fraude ha golpeado a una entidad clave para la persecución de delitos. La moral de «la tropa», como llaman a los funcionarios que conviven día a día con el trabajo policial de calle, está dañada.
Aguirre es considerado uno de los fundadores del Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar). Ex miembros del cuerpo verde oliva suelen recordar la frase que acuñó el oficial durante su paso por la unidad: que «el ojímetro, el olfatímetro y el tincómetro son instrumentos descalibrados» para investigar y proporcionar medios de prueba fiables a los tribunales.
«Hay que dejar que hablen los instrumentos tecnológicos: el microscopio de comparación, la lupa estereoscópica, el cromatógrafo de gases. Los instintos son importantes, pero solo para algunas cosas», precisó Aguirre en conversación con El Ciudadano, un día antes del nombramiento de Hermes Soto Isla como general director.
–¿Últimamente se ha visto mucho eso en las investigaciones que realiza Carabineros?
-Sí, y no solamente en Carabineros. Hay investigaciones que son dirigidas por el Ministerio Público, que las hace Carabineros y la PDI y que se guían por el tincómetro, el olfatímetro y a veces hasta por la amistocracia. No dejan que la química de cada caso actúe por sí sola, que se puedan decantar los procedimientos, que se aplique una metodología científica donde el objeto de la investigación sea lo primordial y eso nos permita establecer quiénes son los autores de un hecho y quiénes son inocentes. No agarrar un paquete y pasarlos a todos por imputados con la finalidad de ganar un juicio.
–¿Se ha perdido el aspecto técnico y científico en la investigación penal?
-Sí, muchísimo. Deberíamos haber avanzado tecnológicamente y más en la preparación de las personas. Se han comprado instrumentos y hay más recursos, pero el rol del investigador ha variado mucho. Veamos lo que pasó en Coyhaique con el caso Nabila, evidencias que no fueron consideradas. O el caso Bombas. Casos relevantes a nivel nacional que antes no se nos habrían ido de las manos. Por ejemplo, en el caso de la muerte del coronel Huber, yo me acuerdo que la jueza María Espina Otero me dispuso ver la posibilidad de aglutinar un equipo multidisciplinario del Servicio Médico Legal (SML), la Policía de Investigaciones, Carabineros y la Universidad de Chile, para llegar a una conclusión coherente entre todos, porque había informes divergentes. Yo fui el jefe investigador y logré que todos firmáramos. De eso no hay precedente y lo logramos porque cada uno fue capaz de dejar sus egos y narcisismos individuales como investigadores.
–¿Piensa que se perdió con la Reforma Procesal Penal la iniciativa del policía para investigar?
-Yo creo que se frenó la actividad del buen policía con la Reforma, en particular a partir del 16 de diciembre del 2000 en Temuco, porque los fiscales empezaron a rodearse no de policías buenos sino que fueran amigos de ellos. Surgió este matrimonio entre Carabineros, la PDI y el Ministerio Público para trabajar en conjunto determinadas causas y surgieron lealtades mal entendidas. Antes, el policía hacía la investigación y le llegaban todos los antecedentes al juez del crimen. Ahora el fiscal empieza a dirigir y a hacer la investigación. No hay una academia de fiscales que te enseñe a investigar. A los abogados en Chile no se les enseña a investigar.
–¿Los fiscales no están preparados?
-Yo creo que la experiencia ha demostrado que no están bien preparados. Hay algunos fiscales muy buenos, pero son los menos.
–¿En qué radica el problema de que no se resuelvan investigaciones emblemáticas en La Araucanía?
-Es bien compleja esa pregunta. Primero, los estándares de prueba de los tribunales de La Araucanía son más altos, piden mayores exigencias a la Fiscalía y por ende a las policías. Segundo, hay un ambiente carente de norma y de lógica, cosa que sucede sobre todo en delitos rurales como los incendios de camiones, de propiedades, ataques a fundos y disparos incluso a aeronaves, donde generalmente los sitios del suceso son alterados y no hay preservación de ellos adecuadamente. Después, en algunos casos investigan las Fiscalías locales, y en otros, la Fiscalía de Alta Complejidad, por lo tanto, a veces hay un divorcio del mismo Ministerio Público entre quién investiga mejor y quién no.
–¿Qué criterio se aplica para dividir las causas?
-Yo creo que el criterio que se utiliza es el olfatímetro y el tincómetro de cada fiscal no más. No hay una pauta, no hay un manual consensuado que diga qué se va a hacer. Va a depender del fiscal que estuvo esa noche de turno, del llamado telefónico, de la pertinencia del equipo investigador que concurrió al lugar. Depende de muchos factores exógenos que contaminan todo.
–La creación de la Zona Control de Orden Público en La Araucanía y de la Unidad de Inteligencia Operativa Especializada (UIOE) de Carabineros, ¿fueron a contribuir a la solución del problema o a entramparlo?
-Hay que distinguir que cuando se crea esta zona especial de Control de Orden Público se pone a un excelente general, el general (Máximo) Lira, que hizo todo lo posible. Curiosamente operaba en tres zonas, Concepción, Araucanía y Valdivia, pero él era menos antiguo que los generales que allí había, por lo tanto no podía sostener su capacidad operativa en las tres regiones. Los mismos jefes de Zona se metían en su sector. Él hizo lo posible e incluso a mí me extrañó cuando lo trasladaron a Coyhaique y ahora lo llamaron a retiro. Después llegó un general que era regalón de Villalobos.
–¿Marcelo Teuber?
-El general Eric Gajardo. Después como segundo llega (el entonces coronel) Teuber, como jefe de inteligencia, quien dependía de Gajardo. Pero a Gajardo no le pasó absolutamente nada con la Operación Huracán y fue trasladado a Santiago, a Adquisiciones. Raro. No hizo ni la mitad de lo que hizo el general Lira antes. De hecho, muchos representantes de los gremios de camioneros y agricultores me han dicho que al general Lira lo veían en la calle, en los campos, permanentemente operativo haciendo procedimientos. Organizó todo, y cuando tenía que sacar los dividendos, lo trasladaron. El otro general que llegó no estaba en los lugares y se le vio muy poco.
–¿En la zona falta hacer trabajo operativo?
-Lógico, hay una falta de trabajo operativo consciente de lo que se tiene que hacer. De hecho, si potenciaran más el trabajo de los suboficiales, que son muy buenos y llevan muchos años, se sacarían excelentes dividendos. Lo que pasa con la UIOE que tenía a Teuber como coronel… es lamentable lo que pasó. El cuartel donde él operaba nadie lo sabía, y dicen por ahí que el Ministerio Público se lo filtró a la prensa y que por eso que Carabineros tuvo que poner un dispositivo de Fuerzas Especiales para protegerlo, porque iban a atacar el lugar, que irresponsablemente lo arrendaron al lado de un jardín infantil donde hay niños. Expusieron a menores de edad a algo muy grave. No entiendo eso.
–¿La falta de trabajo operativo es un reflejo del perfil del ex general director Bruno Villalobos?
-Sí, claro. Acá hay un solo responsable, y hay otra que es la presidenta de la República al haberlo nombrado. Desde coronel, Villalobos siempre estuvo participando en actividades políticas. Hizo mucha deliberación, lo que no hace un coronel tradicional de juntarse con políticos de diferentes partidos a conversar. Había un temor en la institución porque todos sabían la relación que tenía con la presidenta. Tenía el poder total. Además estuvo muchos años en inteligencia. Tenía información y siempre fue protegido. Él se llevó gente de su responsabilidad, de inteligencia, que tampoco ha sido operativa, a una zona altamente operativa donde todo se cumple en la calle, en el campo, y no en un escritorio. Esta camarilla que él hizo, con puros amigos para mandar a esta zona y después a premiarlos con agregadurías en el extranjero, evidentemente mermó la capacidad operativa.
–¿Es posible decir que pagan justos por pecadores en el actual escenario de desprestigio que hay hacia Carabineros?
-En primer lugar, la institución está en crisis no por el carabinero en la calle o por el cabo, el sargento, el teniente, subteniente o capitán. Está en crisis por la acción u omisión de los altos mandos, especialmente del ex general director y de sus más cercanos. Al no haber hecho las cosas adecuadamente, al haber utilizado un doble estándar… O sea, utilizar el área de inteligencia cuando me conviene y no cuando no me conviene. El que sufre directamente los oprobios de la gente en la calle, los chistes y las tallas de los estudiantes, es el carabinero de Fuerzas Especiales, el que está cumpliendo la labor operativa. Pero yo tengo otra percepción. La gente abusa de epítetos contra el personal de la calle pero sabe que no está metido, sabe que entre comillas “el paco” está cumpliendo su rol, su trabajo, y que son otros los que están metidos, y les da rabia que esos no den la cara. Villalobos recibió Carabineros en tercer lugar entre cuerpos policiales de países y economías del mundo, ¿y en qué lugar la dejó?
–¿Cómo se recupera esa imagen?
-De partida, se recupera no desconociendo lo que ocurrió como hizo Pineda en la prensa al decir «sí, estamos en una crisis, pero hay errores». Él es parte de los errores. De hecho, es un error que siguiera con el sumario (de la Operación Huracán), porque es parte activa del sumario, conoce los antecedentes y después está juzgando. Cualquiera que conozca el Reglamento Nº 15 o el Estatuto Administrativo lo va a desechar. Él tenía que entregarlo… La gente tiene memoria frágil y se le va a olvidar el tema por el cariño que le tiene a la institución, pero esto no se va a solucionar si el nuevo general director no separa nuevamente la Dirección de Inteligencia, Drogas e Investigación Criminal, que es el gran error de Villalobos de haber juntado todas estas columnas para que un general tenga el poder de cuatro generales y le rinda cuentas directamente él. Por eso cuando él dice que no sabía (de Huracán), es falso de falsedad absoluta. Yo conozco al general Gonzalo Blu. El general Blu es una excelente persona. Para hacer lo que él hizo hay otros elementos que espero que algún día se sepan.
–¿Usted cree que se inmoló para proteger a Villalobos?
-Sí, se inmoló. Así como Aquiles Blu se inmoló para ayudar a Gordon, Gonzalo Blu se inmoló para ayudar a Bruno Villalobos. Es el triste destino de estos dos hermanos que eran excelentes oficiales de Carabineros.
–¿Hubo una distorsión de la función de inteligencia si se comprueba que existió implantación de mensajes de WhatsApp o interceptaciones ilegales?
-Yo creo más que hubo una confusión tremenda entre el análisis que se hace de lo que es el trabajo de inteligencia con los WhatsApp, con el trabajo criminalístico de sacar información de los teléfonos. Ahora, si se hizo implantación de los WhatsApp por la vía de inteligencia, aparte de que es un delito gravoso y todo el tema, es más grave, porque eso sería hacer un montaje de gente que no estaba involucrada. Pero eso hay que demostrarlo y es fácil, están los instrumentos. Ahora, ha salido una cantidad de peritos que yo no los he visto nunca. El mismo señor (Álex) Smith hacía peritajes. ¿Peritajes de qué? Puede ser un muy buen informático, pero darle forma a una pericia y tener un criterio pericial para transformar una información residual en un medio de prueba… eso es inaudito. Ninguna información de inteligencia puede ser utilizada en un juicio criminal, salvo que haya autorización judicial al efecto.
–¿Cómo se explica que teniendo tantos recursos y mecanismos para profesionalizar a sus funcionarios en materias de informática, Carabineros recurra a Álex Smith?
-Ahí hay otro error. Carabineros tiene 200 y tantos ingenieros informáticos entre personal de uniforme, de civil, oficiales, suboficiales, el Departamento de Tecnología y la Informática (TIC), pero no todos están dispuestos a hacer cosas que no corresponden. Hay muchos oficiales y suboficiales que son probos. Lo que yo creo es que coincidieron en un tiempo y lugar personas que tenían la necesidad del saber insatisfecha, y reclutaron a la persona que tenía los insumos, los conocimientos para que entregara esa información que él dice que no sabe cómo se utiliza, pero que en definitiva él (Smith) tuvo acceso completo al área de inteligencia. Él fue reclutado sin ser un agente de inteligencia formal y se creyó excesivamente el cuento. Se sintió un agente secreto. No me cabe duda que el señor maneja mucha más información que la que dice. Allá en Temuco dicen que tiene una gran cantidad de información y que algún día la va a revelar.
–¿Usted piensa, como plantea él, que lo dejaron solo?
-Yo creo que sí. La institución no te deja solo, son las personas que están en la institución las que te dejan solo, y lo hacen porque creen que tú tienes tiña o hiciste algo malo. Además eso es propio de Villalobos. El general Villalobos lo que tendría que haber hecho es proteger a su gente y haber dicho “esto pasó así” y transparentar la verdad, pero yo creo que no la dijo porque me parece que Antorcha se ha utilizado en otro tipo de investigaciones no santas y creo que tenemos para largo con esto…
–¿Solo se conoce la punta del iceberg?
-Totalmente. Hay un décimo sobre el agua y nueve décimos bajo el agua. Yo creo que cuando esto se sepa y se diga la verdad y se transparente qué investigaciones se hicieron utilizando el sistema Antorcha y otros sistemas de escuchas allá (en Temuco), incluso sin orden judicial, va a cambiar la cosa.
–¿Qué cualidades debiera tener el nuevo general director de Carabineros?
-El perfil del general director debiera ser el de una persona que asuma la situación y tenga claro cuáles son las vertientes para darle eficacia al derecho, cumplir las órdenes judiciales, efectuar las investigaciones y los patrullajes. Tiene que darle un ordenamiento a la casa, reducir la cantidad de generales, que se terminen con los traslados brujos, hacer cambios en la Mutualidad de Carabineros, reestudiar el tema de Intendencia. Yo creo que preocuparse al revés de lo que se preocupó Villalobos de cantar con Américo y andar en las tallarinatas. Él salió hablando del fraude, de que estaba sentido, enojado y molesto, en un área que no era de él y que no conocía, porque yo creo que no sabe de finanzas ni contabilidad. Sin embargo, cuando tenía que hablar del caso Huracán, que era una operación de inteligencia en un área en la cual se destaca, no dice nada y más encima se va. Hay un contrasentido entre lo principal y lo accesorio.
–Tras su renuncia, ¿piensa que hay temas penales pendientes por los cuales Villalobos debiese responder?
-Bueno, me he informado por la prensa que él está sindicado en el caso de un señor de apellido Manzano en Los Andes, cuando era teniente. No me quedó claro cómo se zanjó el caso de las escuchas telefónicas ilegales. En el tema del fraude, hasta donde yo sé, hay algunos antecedentes o elementos de que él tenía conocimiento previo al 6 de marzo (de 2017), con mucha antelación. Y no solamente él, sino que otros mandos. Yo creo que ahí tendría que responder.