El perfil del «perro rabioso» que dominará la política militar de Trump
El militar que dirigirá la secretaría de Defensa de Donald Trump goza de buenas relaciones con la élite castrense y los ideólogos de la política exterior intervencionista norteamericana, publicó la agencia Reuters.
El general en retiro James Mattis, conocido por su apodo de «perro rabioso», ha recibido el aplauso del ex secretario de Defensa del gobierno de Obama, Leon Panetta. «Él ve a Mattis como una oportunidad para que la administración Trump adhiera con las alianzas y principios centrales, incluso con los que fueron desafiados por Trump durante su campaña electoral», agrega el medio.
Trump y Mattis, quien se desempeñó como comandante de la 1º División de Marines durante la invasión de Irak, coinciden en su rechazo a Irán, subraya el periodista Kurt Nimmo del sitio web Another Day in the Empire. El magnate «salió a oponerse al acuerdo nuclear y lo usó eficazmente durante la campaña».
«No es claro cuánta influencia tendrá Mattis sobre Trump, quien ya nombró a Michael Flynn, un general retirado del Ejército, como asesor en seguridad nacional. Flynn también fue uno de sus estrechos asesores durante la campaña de 2016, adoptando bastante de la retórica de Trump», indica Nimmo.
Flynn trabajó con el Center for a New American Security, un think tank co-fundado por Michele Flournoy, ex subsecretaria de Defensa de Políticas que asesoró a los secretarios Robert Gates y Leon Panetta. En 2012, un informe de la inteligencia militar que él encabezó planteó un pronóstico acertado sobre el poder que amasaría el Estado Islámico en los años siguientes, potenciado por grupos que EEUU financiaba.
En declaraciones recientes, el presidente electo de Estados Unidos había asegurado que su administración no continuará la política intervencionista e imperialista, basada en el “derrocamiento de regímenes”.
«No vamos a derrocar regímenes ni Gobiernos. ¿Recuerdan los 6 billones de dólares en Medio Oriente? Nuestro objetivo es la estabilidad y no el caos», dijo Trump en Ohio, donde intervino en el primer mitin celebrado tras ganar la presidencia el 8 de noviembre.