Avión que ingresó armas ilegales a Venezuela tiene lazos con la CIA
Dos ejecutivos de la compañía detrás del avión estadounidense que fue sorprendido traficando armas a Venezuela han sido vinculados a una empresa que ayudó a la CIA en el traslado de sospechosos de terrorismo a centros clandestinos de detención.
La revelación se da en medio de la reticencia del presidente Nicolás Maduro a aceptar el convoy de «ayuda humanitaria» de Estados Unidos que se sospecha podría contener armamento dirigido a grupos opositores.
Como retrata Whitney Webb de MintPress News, las autoridades venezolanas informaron que 19 rifles, 118 cargadores de munición, 90 radios y seis iPhones fueron ingresados al país a través de una aeronave que se originó en Miami.
Una posterior investigación periodística de McClatchy DC -y que recibió poca atención mediática- descubrió que la empresa detrás de la operación es 21 Air, la cual ha estado «volando entre Filadelfia y Miami y otros lugares, pero dentro de EEUU continental», durante el último año.
«Repentinamente en enero», dijo Steffan Watkins, analista de McClatchy en Ottawa, «las cosas cambiaron», y la máquina empezó a hacer viajes a Colombia y Venezuela en forma diaria.
Según el reportero, el avión ha efectuado 40 vuelos de ida y vuelta entre el Aeropuerto Internacional de Miami y las ciudades venezolanas de Caracas y Valencia -donde se detectó el contrabando del poder de fuego-, como también a Bogotá y Medellín en Colombia el último mes.
Información de radar públicamente accesible muestra que el avión, pese a no haber regresado a Venezuela desde la fecha en que se descubrió el cargamento ilícito, ha seguido viajando a Medellín.
McClatchy DC logró establecer que el presidente y accionista mayoritario de 21 Air, Adolfo Moreno, y el director de control de calidad de la compañía, Michael Steinke, tienen «lazos directos o coincidentes» con Gemini Air Cargo, que ha sido identificada por Amnistía Internacional “como prestadora de uno de los servicios de chárter envueltos en el programa de rendición de la CIA».
En dicho programa, «individuos sospechosos de terrorismo fueron secuestrados por la agencia de inteligencia y llevados al extranjero, a centros clandestinos en otros países, donde la tortura… fue una práctica habitual».
Steinke trabajó en Gemini Air Cargo desde 1996 a 1997, como refleja un documento del Departamento de Transportes del año 2016 citado por McClatchy. Moreno, pese a no haber trabajado para Gemini, registró dos negocios paralelos en un domicilio de Miami que después fue registrado a nombre de Gemini en pleno funcionamiento del programa secreto de la CIA.
21 Air ha negado responsabilidad por el tráfico de armas, acusando a un contratista conocido como GPS-Air. Un funcionario de éste, César Meneses, dijo a McClatchy que el hallazgo del armamento era un «montaje» del gobierno de Maduro para «hacerlo ver como víctima».
El antecedente de nexos con la CIA «no sorprende», afirma Whitney Webb, «debido al largo historial de décadas en que ésta ha entregado armas a líderes opositores apoyados por EEUU en Latinoamérica, en el Sudeste de Asia y otras áreas de conflicto alrededor del mundo».
«Uno de los mayores ejemplos donde la CIA empleó aerolíneas para facilitar armas subrepticiamente a un grupo paramilitar ocurrió durante los ’80s, en lo que fue conocido como el escándalo Irán-Contras, cuando la administración de Reagan proporcionó armamento a los rebeldes de la Contra (nicaragüense) para derrocar al movimiento sandinista de izquierda», señala el reporte.
Webb agrega que muchas «de esas armas fueron escondidas en vuelos que decían trasladar ‘ayuda humanitaria’ a Nicaragua».
Cabe recordar que luego de que Juan Guaidó se autoproclamara presidente interino con apoyo de EEUU, el presidente Donald Trump nombró como enviado especial a Venezuela a Elliott Abrams, un funcionario que precisamente estuvo involucrado en la red clandestina del caso Irán-Contras. En esa oportunidad, Abrams fue condenado por mentirle al Congreso, pero luego fue indultado por George Bush.