Apoyaron el apartheid: La hipocresía de Estados Unidos sobre Nelson Mandela
Hoy podemos ver cómo una gran parte del mundo lamenta la muerte del ex presidente sudafricano e ícono de la lucha contra el apartheid, Nelson Mandela. Una larga lista de políticos estadounidenses, con plataformas que alcanzan a millones de americanos, expresan admiración por Mandela sin reconocer que Estados Unidos se opuso fuertemente a su figura y apoyó estrechamente al sistema de supremacía blanca en Sudáfrica.
Los grandes medios no han mencionado que Mandela siguió estando en la lista de terroristas de Estados Unidos hasta 2008. Mandela pasó 27 años en prisión, en parte gracias a que la CIA cooperó con la policía secreta del apartheid en su arresto.
La limpieza de imagen ocurre mayormente en televisión. Las noticias por cable son especialmente insípidas. Hay unas pocas excepciones en los medios impresos y digitales. Una de ellas viene de Peter Beinhart:
En los ochenta, Ronald Reagan puso al Congreso Nacional Africano (ANC) de Mandela en la lista oficial de grupos ‘terroristas’ de Estados Unidos. En 1985, el entonces congresista Dick Cheney votó en contra de una resolución que pedía su liberación de la cárcel. En 2004, después de que Mandela criticara la guerra en Irak, un artículo de la National Review señaló que su “obsesivo anti-americanismo y apoyo a Saddam Hussein no debiera ser sorpresa, dada su permanente dedicación al comunismo y alabanza a terroristas”. Hasta 2008, el ANC se mantenía en la lista de terroristas estadounidense, requiriendo entonces que Mandela, de 89 años, tuviera que recibir un permiso especial del secretario de Estado para visitar Estados Unidos”.
En Sudáfrica, por décadas, los presidentes estadounidenses apoyaron al apartheid en nombre del anti-comunismo. En efecto, el lenguaje de la Guerra Fría demostró ser tan moralmente corrupto que en 1981, Reagan, sin ironizar, llamó al monstruoso régimen sudafricano como “esencial para el mundo libre”.
Lo creamos o no, hay un aspecto de esta alabanza hipócrita a Mandela que es mencionada todavía menos en prensa: la no muy cómoda similitud que tiene la ocupación de Israel en Palestina, con el régimen del apartheid en Sudáfrica.
The Times of Israel reportó en febrero que Alon Liel, ex director general del Ministerio de Exteriores israelí y ex embajador para Sudáfrica, piensa que Israel reúne las condiciones para ser llamado un estado de apartheid. “En la situación que existe hoy, hasta que se cree un estado palestino, somos en realidad un (solo) estado. Este estado conjunto – en la esperanza de que el status quo sea temporal – es un estado de apartheid”, dijo Liel en Jerusalén.
El plan de Israel para ocupar militarmente Gaza y la construcción progresiva de asentamientos en áreas solo-para-israelíes, fue comparada con el apartheid sudafricano por el mismísimo ex primer ministro israelí, Ariel Sharom, quien usó la palabra “bantustanes” para describir la separación de palestinos en cantones.
Este es el artículo de Haaretz, en 2003, informando sobre los comentarios de Sharon y los bantustanes:
El mapa de Sharon es sorprendentemente similar al plan de protectorados en Sudáfrica de inicios de los sesenta. Incluso el número de cantones es el mismo – 10 en Cisjordania (y uno más en Gaza). El Dr. Alon Liel, ex embajador de Israel para Sudáfrica, indica que los sudafricanos sólo se encargaron de crear cuatro de los 10 bantustanes planeados”.
El modelo de bantustanes, dice Liel, fue el más horrible de todos los trucos usados para perpetuar el régimen del apartheid en gran parte del territorio sudafricano.
La hipocresía sobre Mandela no sólo tiene que ver con un pasado horrible del cual hemos aprendido (y eliminado). En vez de aquello, la hipocresía de la política exterior norteamericana se mantiene hasta el día de hoy. Uno se pregunta cuánta historia será borrada cuando el apartheid de Israel sea universalmente condenado como el apartheid sudafricano.