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Hinzpeter reautoriza el uso de bombas lacrimógenas de origen israelí

En un inédito cambio de planes, el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, ha decidido re-autorizar el uso de bombas lacrimógenas por parte de Carabineros. La contraorden surge a pocas horas de realizarse la Cuenta Pública del presidente Piñera en el Congreso Nacional de Valparaíso y las diversas manifestaciones organizadas en los alrededores de la ciudad porteña.

Pasado el mediodía de hoy, el ministro del Interior lanzó un comunicado donde afirmó haber realizado los estudios pertinentes para resolver las dudas de la población. Hinzpeter declaró que las bombas “no tienen efectos abortivos ni causan problemas para la salud”.

Hace sólo 3 días, el ministro Hinzpeter había suspendido el uso del gas tóxico luego de una reunión con el director general de Carabineros, Eduardo Gordon, prometiendo que se realizarían “estudios médicos y científicos para evaluar el impacto en la salud de la población”.

Una semana antes del anuncio, que mantuvo a los medios ocupados en averiguar qué otros métodos utilizarían las fuerzas públicas para reprimir a los manifestantes, Carabineros había defendido el uso del instrumento disuasivo en un video institucional subido a su web.

La pregunta que nos planteamos como ciudadanos es, ¿realmente esta decisión fue tomada por las autoridades bajo un criterio científico, o bien una motivación política?

Según las afirmaciones de Andrei Tchernitchin, un toxicólogo de la Universidad de Chile, el agente CS (clorobenzilideno malonodicrido), químico implementado en las bombas lacrimógenas de Carabineros, “no es tan seguro como se acepta internacionalmente”.

«Israel confirmó que este componente es abortivo y también puede generar problemas respiratorios graves en la tercera edad y los niños», dijo el experto. Agregó que “puede producir abortos espontáneos en 30 minutos”, citando un estudio conducido por el propio ejército israelí sobre el gas CS y sus efectos en el estrógeno.

Según reporta AFP, los químicos utilizados por la policía chilena son fabricados en Israel. Es más, de acuerdo a un reporte de Palestine Chronicles, las fuerzas israelíes usan rutinariamente el gas CS contra manifestantes palestinos. Su utilización ha sido expuesta a numerosos cuestionamientos por parte de la comunidad internacional ; habiendo causado incluso la muerte.

De acuerdo al periodista Tomás Mosciatti de Radio Bio Bio, “en un principio, Chile compraba las bombas a Estados Unidos”, pero después de la enmienda Kennedy bajo el régimen de Augusto Pinochet, el gobierno “comenzó a comprar las bombas que los blancos les lanzaban a los negros en Sudáfrica”.

“Y ahora las bombas son israelitas”, afirmó Mosciatti, agregando, “también los carros lanza aguas, los carros lanza gases, son todos con tecnología israelita”. En clara alusión a los manifestantes palestinos que sufren de estos gases, Mosciatti notó, “todos sabemos a quién le tiran los israelitas las bombas”.

Esta especie de cultura de estado policial israelí se enmarca en el mandato de un claro promotor de la ideología sionista, como lo es el ministro Rodrigo Hinzpeter.

Según relatamos en un artículo anterior, Hinzpeter había sido citado a declarar ante la Comisión de DD.HH. por presuntos abusos policiales en las manifestaciones contra Hidroaysén y las recientes movilizaciones estudiantiles. Sin embargo, el ministro se ausentó a la reunión.

El diputado Sergio Ojeda presentó esta mañana una carta a La Moneda para que ambos, el titular del Interior y el oficial Eduardo Gordon, expliquen su inasistencia a la cita.

Ante un ministro que ignora las instancias para demostrar el peso de sus decisiones, sólo cabe esperar que, a vísperas del 21 de mayo, las manifestaciones pacíficas sean respondidas con más represión, violencia… y sí, más gases lacrimógenos.

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