La UDI y el narco
Posando alegremente en la fotografía de cabecera vemos a Juan Antonio Coloma, ex senador de la UDI, al empresario Edgardo Bathich Villarroel, investigado por el Servicio de Impuestos Internos (SII) y condenado por fraude al fisco en 2002, y a Mauricio Budnick Rosenblut, gerente general de la empresa Indumotora Automotriz que a mediados del año pasado se asoció con Penta, el grupo que según apuntan las indagaciones del Ministerio Público estaría detrás del financiamiento ilícito de campañas políticas del gremialismo.
La captura fue dada a conocer el 13 de junio de 2005 por el diario La Nación cuando la justicia investigaba las sociedades del hijo menor del dictador Augusto Pinochet, Marco Antonio Pinochet, en el marco del caso Riggs.
La publicación recontaba los nexos que mantenía Bathich, ligado comercialmente a la familia Pinochet a través de la empresa Focus Chile Motores, con el hermano del entonces presidente de la UDI y ex subsecretario del régimen militar, Jovino Novoa Vásquez.
En 1986, siguiendo el consejo de su amigo Mauricio Budnick, Bathich había contactado al abogado Héctor Novoa Vásquez para dar forma a su negocio de importación de partes y piezas de camiones cuya supuesta venta en Chile carecía de giro comercial, como ratificó más tarde la Corte Suprema. En la operación ilícita participaba además el hijo de un general de la Fuerza Aérea, Alex Jacob Nader, y un pariente de los hermanos Ochoa del Cartel de Medellín, el colombiano Jesús Ochoa Galvis.
Ochoa alquilaba una casa en Providencia y usaba un flamante BMW731 matriculado a nombre de la sociedad panameña Tircal Holding S.A., que registraba su domicilio en Teatinos 248, décimo piso. Allí funcionaba también el estudio de abogados Eluchans & Cia., encabezado por quien fuera hasta el año pasado el presidente de la Cámara de Diputados de Chile, el parlamentario de la UDI Edmundo Eluchans Urenda.
Eluchans, quien omitió más de 10 sociedades en su declaración de intereses y patrimonio, de acuerdo a una investigación del programa “Contacto” realizada por el periodista Juan Francisco Riumalló, también figura en las fotografías adosadas al reportaje de La Nación como asistente a la celebración de los 47 años de Edgardo Bathich, que se realizó a puertas cerradas en la discoteque Alive de su propiedad, en abril de 1990.
Profundizando la cercanía del empresario de origen sirio con el gremialismo, La Nación agregaba que Bathich “recibió un emocionado homenaje del entonces alcalde designado de La Cisterna, Iván Moreira”, al modificar el nombre de una calle de esa comuna, bautizándola como Mohamed Bathich Malek, padre de Edgardo.
Pese a que nunca se logró probar judicialmente la vinculación de Bathich con el narcotráfico, una grave denuncia realizada a inicios de los noventa por el ex marine estadounidense Ivan Baramdyka, detenido en Chile por giro doloso de cheques, ató varios cabos. Reconociendo su participación como piloto de la CIA en el combate de los sandinistas, Baramdyka confesó que a fines de la dictadura, la CNI lo había contactado a través de Álvaro Corbalán para internar cocaína a Chile y exportarla a otros países.
“En un fundo de 50 mil hectáreas no se da cuenta lo que cae. Las tierras de Bathich en San Vicente de Tagua Tagua eran el lugar perfecto para procesar, empacar o hacer cualquier cosa”, reveló al periodista Francisco Martorell.
En junio de 1992, Bathich fue detenido en España junto a su primo Monzer Al Kassar, quien actualmente cumple condena en Estados Unidos por tráfico de armas. Al momento de su último arresto por la DEA, en 2007, Al Kassar se hacía acompañar por un chileno.