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Las contradicciones de la posible nueva directora de la CIA ante el Senado

A solo un día que la nominada por Trump para encabezar la CIA, Gina Haspel, se negara a calificar de «inmoral» la tortura de la Agencia, legisladores y grupos de derechos humanos plantearon que existen vacíos en la declaración prestada por la agente al Comité de Inteligencia del Senado, informó esta semana The New York Times.

Aunque Haspel prometió impedir que el programa de interrogatorios continúe, el testimonio está plagado de ambigüedades. Juró, por ejemplo, ceñirse a «la ley», no obstante insistió en que los apremios contra sospechosos de terrorismo eran legales.

La candidata de la Casa Blanca respondió a la senadora demócrata Dianne Feinstein que «no había sido informada sobre el programa de interrogatorios hasta un año después de iniciarse».

El organismo de inteligencia partió el programa en el verano de 2002, meses después de la captura de Abu Zubaydah, el primer detenido víctima de waterboarding, precisa el medio estadounidense. Tiempo después, Haspel dirigía una prisión secreta de la CIA en Tailandia, donde otro sospechoso, Abd al-Rahim al-Nashiri, fue torturado.

Haspel contestó a Feinstein que la CIA participó en la destrucción de 92 grabaciones relativas «solo a un detenido» (Zubaydah), sin embargo, documentos en poder del Congreso apuntan a la existencia de dos videos que mostraban torturas contra Nashiri, quien había sido custodiado por la oficial.

Vea parte de su testimonio aquí

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