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Impactante testimonio de dirigente universitario torturado por Carabineros

Cristian Andrade fue golpeado, incomunicado, secuestrado, amenazado y torturado al interior de un  Bus de carabineros.

El estudiante habló en exclusiva con Panorama News. Ver video. Según información entregada por el Departamento de Derechos Humanos de la CUT, el General Rodolfo Pacheco fue el responsable de ordenar la brutal represión contra los dirigentes universitarios quién coordino los operativos de búsqueda y detención de dirigentes sociales.

Según fuentes reservadas los Carabineros, que infringieron por orden del General  Pacheco estas torturas, fueron los carabineros de apellido Guillen, Cornejo y Serrano de la  segunda comisaría de Valparaíso de Fuerzas Especiales.

Carta de Cristian Andrade

Chile no va a seguir siendo el mismo luego de las grandes movilizaciones en las que han  participado cientos de miles de chilenos que exigimos cambios substanciales en la educación e institucionalidad política del país. Se ha roto con el  conformismo  y se ha abierto la esperanza de que otro Chile más justo y democrático es del todo posible. La elite gobernante ha mostrado su desesperación e incapacidad de dar respuesta a las demandas planteadas y no  se ha movido un solo centímetro en la defensa de un modelo sustentado  en    la idea del beneficio individual y la ganancia privada. Los estudiantes en esta lucha no estamos solos,  nos apoyan cientos de miles de chilenos que consideran que el Estado debe asumir un rol más protagónico  en la realidad nacional.

Los días 24 y 25 de agosto la CUT convocó a un paro nacional que demandaba  cambios  estructurales  en el país. En Valparaíso se reunieron cerca de 50 mil personas que  salieron a marchar desde Plaza Sotomayor hasta  el Congreso Nacional. Una vez concluida la movilización  fui detenido en Valparaíso a las afueras de la Facultad de Ciencias Económicas  y Administrativas de la UV. En este contexto, un grupo de alrededor de diez carabineros me detuvieron y trasladaron a un bus policial  entre medio de golpes de  pies,  puños y bastones. Al  interior  del carro policial,  siendo el único detenido en aquel  momento, fui recibido por otros policías de Fuerzas Especiales quiénes propinaron golpes y empujones  que me arrojaron al suelo.

Posterior a este hecho,  procedieron a pararse sobre mi espalda mientras otros carabineros  me agredían con patadas en los costados y extremidades mientras era insultado constantemente.  Al cesar estas agresiones me esposaron de manos y me llevaron al fondo del bus policial, donde fui sentado e inmediatamente dos carabineros  me golpearon en reiteradas ocasiones en el rostro con sus puños. Cuando esto ocurría otros funcionarios que no participaban directamente de tal  acción me reconocieron como dirigente e instaron  a continuar con los golpes, añadiendo que debía hacerme responsable del movimiento estudiantil y pagar el costo de las protestas. En este contexto hicieron amenazas en contra de mi persona y entorno familiar en el caso de seguir participando en la movilización que llevan adelante los estudiantes chilenos  o denunciar las agresiones a las que estaba siendo sometido.

Después de un rato, un tanto mareado por los golpes recibidos y   estando aún esposado en el fondo del bus policial, uno de los carabineros hace ingreso con una polera que amarraron cubriendo parte de mi rostro y me fotografiaron  en dos oportunidades para luego retirarla y llevársela. Vale destacar que mientras el carabinero de FF.EE. efectuaba este montaje  mantenía un intercambio de opiniones con otro efectivo, al parecer de mayor jerarquía, en torno a los cargos de los cuales me iban a responsabilizar para asegurarse de recibir una sanción grave. La forma en que finalmente se resolvió la acusación fue  arbitraria y contradictoria.

Pasado unos minutos, entra otro funcionario de carabineros quien se acerca a mí observando la herida abierta  en el lado derecho de mi cara producto de los golpes recibidos. Procede a tomar una bomba lacrimógena de mano la que acciona sobre un paño mojado el cual pone fuertemente sobre mi nariz y boca en tres ocasiones. Luego, percatándose de los efectos ocasionados por el químico, frota el mismo paño sobre mi herida con la clara finalidad de producir dolor, irritación y más daño. Esta acción en ningún caso fue cuestionada por alguno de los seis funcionarios presente en ese momento, por el contrario, fue motivo de burla el verme inmovilizado y bajo los efectos del químico aplicado.  Como si esto no fuera suficiente, otro de los efectivos policiales  toma un limón partido y lo frota sobre la herida, vanagloriándose de la posición de autoridad en la que él se encontraba en ese instante.

Todo lo antes descrito se realizó siendo yo el único detenido en ese bus de FF.EE. en donde además se hizo hincapié a la necesidad de completar el formulario que detallan mis datos y  los motivos de mi detención a pesar de mi petición de realizar ese procedimiento en la comisaría. Una vez terminado esto,  se hace lectura de los motivos de mi detención encontrándome con la sorpresa de que la acusación que se me presenta correspondía a una cuestión totalmente ajena a la realidad, situándome en un lugar distinto de donde fui detenido y cometiendo acciones que jamás cometí. Por este motivo es que no acepté firmar dicha acusación a pesar de las presiones  dirigidas para que lo hiciera.

El bus continuó su marcha y en su paso sumó doce compañeros más que fueron detenidos.  Sólo   llegando   la 2ª comisaría de Valparaíso quitaron las esposas de mis manos, nos bajaron del bus policial y cumplimos con el procedimiento de rigor. Nos llevaron esposados, esta vez a todos, a constatar lesiones al Hospital Van Buren. Las lesiones que fueron constatadas son heridas, erosiones y hematomas en piernas, espalda, brazos y cara.

Todo lo antes descrito demuestra la forma inhumana y desconsiderada con la que actuó carabineros, quienes demostraron  no tener limitaciones a la hora de calumniar, humillar y  agredir.

Me es difícil considerar este hecho de manera aislada, más cuando ha salido a la luz pública el asesinato de Manuel Gutiérrez y el allanamiento del domicilio de la alcaldesa Claudina Núñez en Santiago. Y en  Valparaíso se han levantado acusaciones de apremios ilegítimos por parte de Carabineros de Chile en contra de estudiantes y también casos de claro montaje como el de Marco Trigo, egresado  de Teatro de la UV, con quien estuve detenido en la 2ª Comisaría de Valparaíso.

Da la impresión que situaciones como esta sólo buscan amedrentar y detener  la lucha que lleva adelante el pueblo de Chile. Sin embargo no se percatan que nuestra convicción y fuerza puede más que el temor que quieren propagar a través de la  persecución, agresión  y criminalización  hacia los que queremos un país distinto. Hoy más que nunca no podemos abrirles paso a quienes añoran con nostalgia los días más oscuros de la historia de Chile por lo que es responsabilidad de todos denunciar hechos como estos para que no vuelvan a ocurrir.

Cristian Andrade Cárdenas

Estudiante de Sociología de la Universidad de Valparaíso

Ex Secretario General de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Valparaíso, 2009-2010

Nota del editor: También otro hecho ocurrido semanas atrás que nos ha llegado por correo (noticia del 13 de agosto):

El martes torturaron a mi hermano
http://www.g80.cl/noticias/noticiacompleta.php?varbajada=13004

«El martes torturaron a mi hermano. Alrededor de las 13:30 horas mi hermano estaba en el Paseo Bulnes junto a un grupo de manifestantes cuando apareció un operativo de carabineros (el trío carro lanza gases, carro lanza aguas y bus de fuerzas especiales) a dispersar la manifestación. En ese momento no había actos de violencia ni vandalismo de parte de los que ahí se reunían.

Uno de los carros gaseó a la multitud, y en ese momento mi hermano comenzó a sacar fotos para dejar registro de lo que ahí sucedía: un detenido, alguna arbitrariedad, alguna brutalidad, cosas cotidianas que el gobierno llama «restablecer el orden», como si la violencia fuera parte de nuestro orden: acaso así sea, y más que eufemismo la frase sea una prueba de sinceridad.

Además de su cámara mi hermano llevaba dos tarjetas de árbitro: una amarilla y otra roja, como en el fútbol. Un juego.

Mostrar una tarjeta roja bastó para que el carro lanza aguas dirigiera un chorro sobre su cabeza. Resbaló, se desorientó, y mientras trataba de volver en sí vio como un piquete de seis carabineros de fuerzas especiales se dirigían a él. Se puso de pie. Trataron de someterlo y mi hermano forcejeó. Mientras un carabinero le apretaba el cuello los otros le hacían zancadillas y trataban de quitarle su cámara. Mi hermano mide 1,70 metros y es corpulento. Pero seis carabineros de fuerzas especiales es un exceso. Lo levantaron tomándolo de sus brazos y piernas y lo subieron al bus. ¿Por qué arrancar? En su ingenuidad su mayor preocupación era la cámara, que no era de él.

No sabía que en del bus lo iban a torturar. Arriba sólo habían carabineros, ningún civil. Lo tiraron al suelo y recibió golpes de pies y manos de todos los carabineros que subieron con él. La cámara se la quitaron y la destruyeron a machacazos. La memoria flash donde se guardan las fotos digitales se la quedó uno de los carabineros. Mi hermano fue valiente: no quería entregar la cámara, así que mientras lo pateaban uno de los carabineros tomó su cabeza entre sus manos y le aplicó presión en los ojos, hasta dejarlo semi inconsciente.

Mientras recibía esta paliza los carabineros gozaban. Lo humillaron por salir a marchar. Le dijeron: ¿no te gusta salir a marchar? Luego lo amenazaron: le dijeron te vamos a matar. Se lo dijeron varias veces mientras lo molían. Le dijeron si te vemos de nuevo en la calle te vamos a matar. Te vamos a reventar, oíste, ¿no te gusta salir a marchar? Mi hermano ya no sentía los golpes y sólo pensaba en que no podía ser: ¿acaso en realidad lo iban a matar? Les pidió por favor que no le pegaran más, les pidió que ya no más. Pero aún siguieron unos momentos. Después de un rato se cansaron y la golpiza terminó.

Las personas afuera del bus escuchaban los golpes adentro y comenzaron a gritar: ¡le están pegando!, ¿quién es, alguien sabe quién es? ¿cuál es tu nombre? ¿cuál es tu RUT?. Mi hermano recuerda haberlos escuchado pero no podía hablar, sólo atinaba a defenderse, a cubrirse de las botas, los puños, los palos. Hay una grabación de lo que parece ser el bus donde estaba mi hermano.

Denuncian que manifestante fue golpeado dentro de bus de carabineros

Al fin todo terminó. Lo dejaron botado en el suelo del bus, aturdido. Después lo trasladaron a un retén móvil y lo tuvieron dando vueltas por Santiago. No le explicaron por qué lo detuvieron, ni le leyeron sus derechos, ni siquiera le dijeron a donde iba.

Llegó a la comisaría y ahí estuvo hasta las 23 horas. En el inter tanto lo llevaron a constatar lesiones: en la misma comisaría, un hombre de delantal blanco y estetoscopio era el doctor. Le miró un poco sus ojos heridos y ásperamente le dijo no tienes nada, ándate. En las horas en la comisaría vio decenas de detenidos. Varios niños de entre 10 y 12 años. Varios estudiantes. Solo dos tipos con el aspecto de los que siempre se ven destruyendo semáforos y robando locales comerciales. Vio a otros heridos, vio a uno que tenía las piernas quebradas.

Antes de soltarlo le presentaron unos papeles para que firmara. Mi hermano pidió leerlos. Le dijeron no puedes, firma y te vas. Si no firmas te quedas. Pero quiero leerlos, no puedo firmar algo sin leerlo. Si no quieres firmar te quedas. Después de 10 horas detenido por supuesto lo hizo, pero sin su firma.

Mis padres lo fueron a buscar y lo llevaron a una clínica para que viera a un doctor: lo vieron cuatro. El oftalmólogo le explicó que los efectos de la tortura que recibió variaban en condiciones normales desde un desmayo hasta un ataque al corazón. Además de sus ojos heridos tiene múltiples contusiones y dos costillas rotas. Afortunadamente las astillas no le perforaron los pulmones, una consecuencia común en caso de una paliza. Le advirtieron que debe mantener reposo durante la semana porque puede tener episodios de pérdida de visión.

¿Qué viene ahora? Mi hermano los va a demandar. ¿Qué va a pasar después? Todos sabemos. Ojala sea distinto. Un carabinero se quedó con su tarjeta de memoria. La cámara la destruyeron. No hay testigos de la golpiza. Ni siquiera sabe quiénes lo detuvieron. Sólo está la grabación de lo que parece ser su detención. Ahí se ve la patente del bus. Ese puede ser un comienzo.

Mientras estos cobardes liberaban tensiones con mi hermano, casi a la misma hora, a pocas cuadras, el lumpen destruía un edificio. Evidentemente detener esa acción no era una prioridad en la orden del día. Acaso porque esos en realidad son violentos. Y lo que se busca no es calmar sino provocar, tensionar, enervar, y al final, cuando respondemos indignados devolver una violencia mayor, incontrarrestable, dejando en claro cuál es el orden de la violencia: de nosotros hacia ti, no al revés. Ese es el orden que estaban restableciendo los cobardes que molieron a mi hermano.

Carabineros de Chile es uno de los instrumentos políticos que la élite está ocupando para amedrentar a la población, minimizar y ridiculizar sus demandas, y evitar cualquier cambio que arriesgue su posición. Los otros son los medios de comunicación, especialmente los periodistas de la televisión y los diarios. En las próximas semanas recurrirán a la mediación de los políticos de la Concertación para recuperar el control de la situación: estos de buena gana colaborarán a cambio de algún dinero, de alguna invitación a un matrimonio, de un directorio en una empresa o cobertura en los medios. Se agolparán para colaborar, porque los premios son pocos, y se reparten por orden de llegada.

Los imbéciles que roban, que destruyen, que creen que están viviendo su Mayo del 68, y los que se venden por migajas, y los que se aburren… a pesar de esos, ¡por favor!, mantengamos la confianza en que más allá de cualquier consideración, lo que observamos hoy es la lucha por una causa justa. Y en ella estamos solos: nadie nos va a regalar esa justicia que anhelamos -y que sabemos bien la forma que tiene. Por favor mantengamos la solidaridad entre nosotros, no nos abandonemos ni desconfiemos. Falta muy poco, es muy probable que ya hayamos pasado la mitad del camino.»

3 comentarios
  • Anónimo
    30 agosto 2011 at 3:35 pm -

    Vicky:
    impactante…hoy fueron ellos, mañana pueden ser nuestros hijos, hermanos o nosotros mismos

  • Anónimo
    30 agosto 2011 at 9:43 pm -

    loco:
    a mi me paso algo parecido, tambien en valpo, estos paquiticos se estan sebando

  • Anónimo
    31 agosto 2011 at 1:19 pm -

    anark :
    les sacaron la chucha nomas,despues alguien me dice una chuchada ,y llamo alos medios porque atentaron contra mi vida
    en este pais ,se estan criando llorones
    que esconden la mano despues de tirar la piedra