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Hija de ex CNI atacado por Pinochet: «Se violaron mis derechos humanos»

A pocos minutos de abandonar el país con rumbo a Estados Unidos, nos sentamos a conversar con Catherine Gajardo, hija del ex funcionario de la Central Nacional de Inteligencia (CNI) y de la Armada que fue atacado brutalmente por una patrulla del Regimiento Libertadores, al mando del ex capitán del Ejército, Pedro Fernández Dittus.

La tarde del primero de julio de 1986, el entonces escolta de Pinochet, Temístocles Gajardo, sintió una balacera en las afueras de su apartamento, ubicado en la actual Villa Las Américas, ex población naval. Al recibir escopetazos en la puerta de su domicilio, escuchando a su vez las órdenes de un mando militar, Gajardo pudo dar cuenta de que era víctima de un asalto con armas de guerra.

Según testigos, el ataque fue coordinado en la escena por Fernández Dittus, ex capitán condenado por el asesinato de Rodrigo Rojas de Negri, ocurrido aquel mismo día de julio de 1986 por una patrulla del Ejército.

Actualmente, a más de 20 años de lo ocurrido, Temístocles está convencido de que el ataque fue ordenado por el general Augusto Pinochet, con el fin de presionar al almirante José Toribio Merino y hacer que apoyara su permanencia en el poder.

El “ataque terrorista” generaría un ambiente de inestabilidad y temor, que más tarde sería utilizado como excusa para seguir aplastando los derechos de la ciudadanía bajo la amenaza del “enemigo interno”. En otras palabras, un atentado conocido en los servicios de inteligencia como “operación de bandera falsa”, cocinado por la propia CNI

Entrevista de Panoramas News a ex CNI Temístocles Gajardo

ENTREVISTA A CATHERINE GAJARDO

-¿Cuál es su versión de los hechos como hija de Temístocles, el ex guardia de Pinochet que fue atacado por el Ejército?

El primero de julio de 1986, yo apenas tenía 10 años, cuando sentimos unos balazos que venían cerca del edificio donde vivíamos. Como a las 8 de la tarde, escuché junto a mi madre los disparos y salimos a mirar a mi hermano, que estaba jugando abajo, y cuando salimos los balazos se acercaron. Cuando me di vuelta a mirar, había un grupo de milicos abajo disparando hacia el edificio.

-¿Los atacantes iban de civil o de uniforme?

Yo al darme vuelta vi a uno de ellos, que estaba con su cara pintada. Ellos primero estaban afuera del edificio. Nos empezaron a disparar y entraron. Se notaban que eran jovencitos y unos mayores también, y a la misma vez gritaron “¿dónde está el sapo culiao?” Andaban todos de verde, el típico milico aquí en Chile. Andaban con uniforme y caras pintadas, y las camionetas estaban todas afuera.

-¿Cuál fue la primera impresión que usted se llevó al comenzar todo esto?

Bueno, obvio que como niña chica a los 10 años fue algo totalmente horrible. Nunca imaginé que iban a dispararnos. Como te digo, cuando gritaron ellos comenzaron a disparar a mi apartamento, donde vivía con mis padres, y ahí fue que corrimos hacia el cuarto matrimonial. Mi papá no sabía lo que pasaba, todos estábamos sorprendidos. En ese tiempo mi padre había llegado recién de la guardia. Empezaron a disparar y él sacó obviamente su pistola porque no sabía qué ocurría.

Estábamos en el cuarto, yo con mi madre y mi hermano chico escondidos bajo la cama, y mi padre, para tratar de que no nos pasara nada, dijo “váyanse al baño, es más seguro”. Cruzando hacia el baño, tuve dos impactos de bala en ambas piernas, y mi madre tuvo un impacto de bala en su pie.

-¿Qué secuelas dejaron estos impactos de bala?

Mi madre hasta hoy tiene el pie inmóvil, tiene el pie tieso, porque todavía creo que tiene un pedazo de bala adentro que no se lo pueden sacar, porque está metido entre todos los nervios. Yo quedé con cicatrices. En mi pierna derecha, el proyectil entró y salió. En la izquierda, la bala quedó adentro.

Cuando pasó toda la situación de la balacera, mi padre nos fue a ver al baño donde estábamos escondidas y al encender la luz se dio cuenta de que yo estaba herida. Yo pensé que se había roto una cañería de agua por la poza que había en el suelo, pero realmente era sangre de los impactos de bala que recibimos con mi madre.

-Dado que la mitad de este vecindario era civil, y la otra mitad naval, ¿ustedes recibieron alguna respuesta inmediata por parte de la Armada? ¿Algún socorro?

No, ninguna. Ningún tipo de socorro ni nada. Incluso, como te digo, mi padre me hizo dos torniquetes en ese momento. Cuando me levantaron del piso vi mis piernas y realmente parecían repollos, para que tengas una idea. Dos huesos de mis piernas fueron quebrados, parecido a cuando se abre el repollo y queda todo abierto. No te voy a mentir que al salir, mi puerta parecía un colador. De seguro tenía más de 200 impactos de bala, la mayoría de ellos de metralletas.

-¿Fue su padre quien la llevó al hospital?

Bueno, realmente en ese tiempo yo estaba inconsciente, porque había perdido mucha sangre. Quedé inconsciente por un buen tiempo. Me acuerdo que íbamos en una camioneta y milicos iban adentro con nosotros. No sé qué pasó, pero nos estaban apuntando con pistolas, a mí y a mi padre. Yo lo único que sé es que desperté en la posta principal de Santiago, la más cercana. Es lo único que recuerdo. Luego recuerdo que me pusieron como cinco bolsas de sangre, más otras tres de suero.

-Los militares que se los llevaron a ustedes, ¿eran los mismos que les habían disparado?

Dado que nos estaban apuntando, me imagino que sí. No sabría decirte. Yo los miré, nos estaban apuntando y quedé inconsciente. Ahí llegué al hospital, me volví a despertar y no sé qué pasó.

-Según la respuesta que entrega la Armada, los militares habrían atacado su apartamento porque allí se refugiaban terroristas. ¿Usted discrepa con esa versión?

Si hubiesen estado buscando a un terrorista, no nos hubiesen atacado el apartamento como lo hicieron. Fue nuestro apartamento el que recibió todos los impactos de bala. No había ningún terrorista más que mi familia. Una a la edad de 10 años es consciente, sabe quién es su gente.

-Tras darse a conocer este caso a la opinión pública, ¿usted ha recibido alguna ayuda por parte de la Armada?

La ayuda, en realidad, no ha sido mucha. Dejaron a mi padre abandonado. Incluso acá, cuando volvimos, no recibimos ninguna ayuda de la Armada ni del Ejército ni de nada. Realmente fuimos, en otras palabras, sacados de Chile a la fuerza por lo que nos pasó, y quedamos acá sin ningún apoyo, más que el puro apoyo de mi padre, trabajando todos juntos y saliendo adelante.

-Dado que el caso se está reabriendo y ha sido expuesto en medios de prensa independientes y en la televisión, ¿qué es lo que espera usted de la Armada y de la opinión pública en general?

Espero que la Armada coopere con todo lo que nos hicieron y tengan lo que tengan que hacer, como dice la justicia. Si ellos cometieron un error, que de alguna forma nos ayuden. Nos tienen que ayudar, porque fue una violación hacia la persona, hacia los derechos humanos.

Reportaje de «Contacto»: Pinochet v/s Merino

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