Habla testigo que denunció homicidio de grumete en la Armada: “He recibido amenazas”
En mayo de este año, el padre de Luciano Fuentes Ovalle (19), estudiante de la Escuela de Grumetes “Alejandro Navarrete Cisterna”, recibió una dolorosa noticia por teléfono: colgado en unos tendederos, al interior del recinto naval de Isla Quiriquina, habían encontrado a su hijo sin vida. “Un suicidio”, fue la explicación de la Armada y la PDI.
La justicia militar tiene ahora en sus manos una declaración que podría derrumbar la versión oficial.
Al igual que sus compañeros, el ex grumete Felipe Aguayo – convertido en testigo clave – debió escuchar la explicación que entregó el director de la Escuela, Jaime Ortega, sobre la muerte de Luciano. La misma que repitió en la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, donde afirmó que el joven oriundo de Los Ángeles se había quitado la vida por motivos pasionales.
“No fue un suicidio. Los sargentos lo montaron. Eso lo escuché de parte de los instructores en una oficina. Escuché que todo era un montaje porque Luciano se quería escapar de la isla. Ellos usaron su fuerza y a Luciano le dio algo así como un paro. Vieron que Luciano había fallecido y lo fueron a colgar a los tendederos. Se les fue de las manos”, relató el testigo en conversación con El Ciudadano.
-¿Has recibido presiones después de declarar esto?
He recibido amenazas en redes sociales. No he podido identificar de quién, porque lo hacen con otros perfiles. Me dicen ‘cuídate, te tenemos vigilado, estás intervenido, estás hablando con gente de grado’.
-¿Luego de lo ocurrido con Luciano seguiste vinculado a la Armada?
Continué como un mes más y ahí me echaron de la Escuela. La razón legal es porque ellos me querían pasar una carta donde había una declaración. Ellos querían que yo declarara eso, y no lo que sabía, ante la Fiscalía Administrativa que llevaba el sumario interno.
-¿Quién te entregó esa declaración? ¿Lograste leer lo que decía?
Me la entregó el capitán Herrera en forma personal. Me mandó a llamar a las 7 de la mañana del 25 de mayo, dos días después de escuchar lo que escuché. No la leí porque se la devolví al tiro. Por eso el capitán Herrera me cursó una sanción. Tiene que haber ocurrido con otros, porque no era la única carta que yo vi encima del escritorio.
-¿Pudiste observar otras irregularidades?
He encontrado hartas falencias. Mi declaración en la Fiscalía Administrativa está adulterada. Yo la hice el 25 de mayo y ahí salía que yo la había hecho el 28 de mayo. Estaba casi todo cambiado. La firma no era mía.
-¿Qué decía esa declaración?
Que él se suicidó porque había terminado con su polola: la versión que tiene la Armada. Lo otro es que había una supuesta carta de diez planas que yo había escrito, y decía que los papás de Luciano le pegaban, que la polola lo había cagado y que ella tenía problemas de salud. Esa carta yo no la escribí. Yo escribí otra real, de dos planas, donde relataba lo primero, eso del montaje.
-¿Tienes sospechas de quién pudo haber falsificado esa carta?
Podría determinarse por el recorrido que tuvo. El sargento Henríquez fue el primero que la tomó. Después el teniente Ayala, y después la tomó el director. Estuvo en sus manos por dos meses. Luego, él puso la carta de diez planas en manos de la PDI y ésta la mandó a la Fiscalía Naval.
“NO SE EMITIRÁ JUICIO”
Este medio tomó contacto con el Departamento de Comunicaciones de la Armada para obtener su versión. Fue así que a través del capitán de navío Manuel Pinochet, la institución confirmó que se ordenó reabrir la investigación interna en Isla Quiriquina para indagar la veracidad de lo señalado por el ex grumete Aguayo, “sin perjuicio de que también la Fiscalía Naval está reuniendo antecedentes al respecto”.
“En tanto las mencionadas investigaciones estén pendientes, no se emitirá juicio al respecto”, afirmaron.