Gran Bretaña se prepara para proteger a sus ciudadanos del caos social en Europa
Mientras el gobierno italiano lucha para pedir prestado y España considera un rescate internacional, ministros británicos advirtieron en privado que la ruptura del euro, alguna vez casi impensable, ahora es cada vez más plausible.
Los diplomáticos se están preparando para ayudar a los británicos en el extranjero en caso de un colapso bancario e incluso disturbios derivados de la crisis de la deuda.
El Departamento del Tesoro confirmó a principios de este mes que planes de contingencia para un colapso ya están en marcha.
Un ministro de alto rango ha revelado la magnitud de la preocupación del Gobierno, señalando que Gran Bretaña ahora está planificando sobre la base de que un colapso del euro es ahora sólo cuestión de tiempo.
«Es de nuestro interés que se mantengan tratando de ganar tiempo, porque eso nos da más tiempo para prepararnos», dijo el ministro al Daily Telegraph.
Instrucciones recientes del ministerio de Exteriores y la Commonwealth a embajadas y consulados solicitan planes de contingencia para escenarios extremos como disturbios y desórdenes sociales.
Grecia ha experimentado varios brotes de desordenes civiles mientras su gobierno lucha con sus enormes deudas. Los funcionarios británicos creen que escenas similares no pueden descartarse en otras naciones si se derrumba el euro.
A los diplomáticos también se les ha dicho que se preparen para ayudar a decenas de miles de ciudadanos británicos en países de la eurozona ante las consecuencias de un colapso financiero que no los dejaría acceder a cuentas bancarias o retirar dinero en efectivo.
Alimentando los temores de los mercados financieros respecto al euro, informes de ayer en Madrid sugieren que el nuevo gobierno del Partido Popular podría solicitar un rescate, ya sea del fondo de rescate de la Unión Europea o del Fondo Monetario Internacional.
También existe el temor creciente respecto a Italia, cuyo nuevo gobierno se vio obligado a pagar tasas de interés récord en los nuevos bonos emitidos ayer.
El rendimiento de los nuevos préstamos de seis meses fue de un 6,5 por ciento, casi el doble de la tasa del mes pasado. Y el rendimiento excepcional de los préstamos a dos años fue de 7,8 por ciento, muy por encima del nivel considerado insostenible.
El nuevo gobierno de Italia tendrá que vender más de 30 mil millones de euros de nuevos bonos a fines de enero para refinanciar sus deudas. Los analistas dicen que no hay garantía de que los inversores vayan a comprar todos los bonos, lo que podría obligar a Italia a quebrar.
El gobierno italiano dijo ayer que en conversaciones con la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, que el Primer Ministro, Mario Monti, había concordado que un colapso italiano, «inevitablemente sería el fin del euro».
Los tratados de la UE que crearon el euro y establecieron sus normas de afiliación no contienen ninguna disposición respecto al abandono de sus miembros, es decir, cualquier ruptura sería desordenada y potencialmente caótica.
Si los gobiernos de la eurozona quiebran por sus deudas, los bancos europeos que mantienen muchos de sus bonos arriesgan el colapso.
Algunos analistas dicen que las ondas de choque de tal evento correrían el riesgo de hacer colapsar el sistema financiero, dejando a los bancos incapaces de devolver el dinero a los depositantes minoristas y destruyendo a las empresas dependientes del crédito bancario.
La Autoridad de Servicios Financieros esta semana emitió una advertencia pública a los bancos británicos para impulsar planes de contingencia ante la ruptura de la moneda única.
Algunos economistas creen que el peor de los casos, el colapso completo del euro, podría reducir el PIB en sus estados miembros a la mitad y gatillar desempleo masivo.
A principios de este año los analistas del banco de inversión UBS advirtieron que las consecuencias más extremas de una ruptura son riesgos para los derechos básicos de propiedad y la amenaza de disturbios civiles.
«Cuando las consecuencias del desempleo se tienen en cuenta, es prácticamente imposible pensar en un escenario de ruptura sin algunas de las consecuencias sociales graves», dijo UBS.
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