El confuso traslado de Gendarmería que antecedió a la tortura de los ecuatorianos
Tras la polémica agresión a los reos involucrados en el crimen de la trabajadora Margarita Ancacoy la madrugada del lunes, el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago despachó una orden de detención contra el vigilante de Santiago Uno que, por acto u omisión, habría permitido la ocurrencia de los hechos.
El sargento Héctor Palma, quien estaba cargo del módulo, se presentó voluntariamente este viernes a la Brigada de Derechos Humanos de la PDI, convirtiéndose en el primer funcionario de Gendarmería imputado en el caso junto a cuatro internos -dos chilenos, un dominicano y un colombiano- que pasaron a prisión preventiva.
Comentarios recogidos al interior del servicio por Verdad Ahora plantean cuestionamientos a la distribución del personal penitenciario en horas previas a la tortura de los ecuatorianos.
El 18 de junio, cumpliendo una «orden verbal» del actual subdirector operativo de Gendarmería Christian Alveal, el teniente coronel René Lynch, jefe operativo del Centro de Detención Preventiva Santiago Uno, sacó repentinamente de su cargo al coronel Juan Navarrete, disponiendo su traslado al Centro de Cumplimiento Penitenciario Colina II.
En su reemplazo, Alveal nombró al coronel Álvaro Concha, oficial que, de acuerdo a fuentes de la institución, no tendría la experiencia adecuada para enfrentarse a la administración de un penal concesionado como Santiago Uno.
La gestión del coronel Juan Navarrete había estado marcada por una providencia que emitió el 26 de marzo, a través de la cual ordenó que todo hecho relevante, incluyendo los «ingresos de imputados de connotación pública», fueran detalladamente registrados e informados a la jefatura.
Esto para ejercer las acciones necesarias de «segmentación y derivación a una agrupación modular que brinde los resguardos necesarios», anotó el hoy ex alcaide.