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El sorprendente testimonio de Tosh Plumlee, ex piloto que traficó armas y drogas para la CIA

El derrocamiento del presidente libio Muammar Gaddafi en 2011, la muerte del agente fronterizo Brian Terry, y el asesinato del embajador estadounidense en Bengasi, Christopher Stevens, serían el resultado de una antigua política de Estado escondida por los servicios de inteligencia: la de proveer armas a terroristas y pandillas del narcotráfico para desestabilizar países.

Así lo declara William Robert “Tosh” Plumlee, ex piloto de la CIA que inició su carrera participando en el derribamiento del dictador cubano Fulgencio Batista, el envío temprano de armas a Fidel Castro y la posterior campaña de Bahía de Cochinos en 1961.

Documentos consignan que Plumlee voló armas a Nicaragua durante el escándalo de Irán-Contra, tiempo durante el cual, según testificó ante el Senado de Estados Unidos, regresó al país con toneladas de cocaína para ayudar a financiar las actividades de la CIA en América Central.

Dichas operaciones parecen no haber cesado. Varios investigadores, incluido Plumlee, han señalado que la CIA está armando a los rebeldes sirios desde mediados de 2012 a fin de derrocar al presidente Bashar Al Assad. Agentes estadounidenses dirigían puestos clandestinos en Bengasi, Libia, muy cerca del consulado atacado el 11 de septiembre del mismo año en un hecho que aún no ha sido esclarecido por el gobierno de Obama.

Plumlee: «Traficamos armas y drogas para crear conflictos»

En una reciente entrevista con Alex Jones del sitio de noticias Infowars.com, Plumlee reveló que informó oportunamente a las autoridades federales sobre el envío de armas y municiones a través de una red de pisos francos de la CIA instalados en Turquía, Jordania, Paquistán, Arabia Saudita y otros países de Medio Oriente, por civiles y mercenarios financiados con el “presupuesto negro” de la Agencia.

Plumlee dice haber trabajado hace muy poco en una unidad llamada Task Force Seven bajo el Comando Able Charlie, en Fort Bliss, Texas.

Documento del FBI sobre William Robert Plumlee. Se menciona su participación en el apoyo logístico a Fidel Castro y «personas involucradas con la Operación M-26-7, un movimiento underground pro-Castro apoyado por la Agencia Central de Inteligencia.«

 
En relación al ataque contra el consulado de Bengasi, el ex piloto de la CIA plantea que el embajador de Estados Unidos en Libia, Christopher Stevens, fue asesinado para impedir que revelara las actividades de contrabando de armas que allí ocurrían.

“El administración Obama y los medios corporativos de Estados Unidos dicen que el ataque fue un acto espontáneo de manifestantes libios… Sin embargo, investigaciones de grupos en EEUU, incluyendo comités en el Congreso, han determinado que el asalto fue premeditado”, escribe el periodista Jim Marrs. “Algunos de los colegas de Stevens han dicho que el embajador estaba tratando de bloquear la entrega de misiles Stinger a Al Qaeda por parte del Departamento de Estado”.

Marrs detalla la existencia de un programa conocido como Direct Commercial Sales (DSC), presuntamente vinculado a estas operaciones negras, que regula la venta de armas, entrenamiento y otros artículos militares de compañías estadounidenses en el extranjero bajo la conducción del Departamento de Estado.

“Algunas fuentes de la industria de defensa aseguran que el DSC ‘está jugando a ambos bandos por ganancias corporativas y políticas”, escribe Marrs, quien equipara estas actividades con las que acaecieron durante la década de 1950-60 en Cuba y la operación de ‘armas por drogas’ de la administración de Reagan.

Aeronave DC-3 piloteada por Tosh Plumlee para las operaciones en Cuba, desde 1958 a 1963.

Marrs señala que el informe “Blue Lantern”, elaborado desde 2000 bajo el alero del programa DSC, detectó que “muchas indagaciones sobre los usuarios finales de las armas proveídas por firmas estadounidenses no fueron favorables”, llegando a concluir que los pertrechos caían frecuentemente en manos de enemigos extranjeros.

El programa Direct Commercial Sales también involucra ventas de armamento a Sudamérica y Centroamérica en el marco de la “guerra contra las drogas”. Pero equipos que debiesen ser usados para combatir al narcotráfico también caen en manos de criminales, dice Plumlee.

En 2010 se conoció la existencia de una operación federal llamada “Rápido y Furioso”, la cual permitió que armas estadounidenses fueran transferidas a contrabandistas menores para, supuestamente, “rastrear” su ruta hasta los carteles mexicanos del narcotráfico. La Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) perdió el rastro de cientos de ellas, muchas de las cuales aparecieron luego vinculadas a homicidios como el del agente de la Patrulla Fronteriza, Brian Terry, en diciembre de 2010.

Carta dirigida a la oficina del senador John Kerry en 1991, para solicitar la declaración de Plumlee en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado. Se menciona su conocimiento sobre la complicidad del «Ejército y agencias de inteligencia de EE.UU.» en el tráfico de drogas y contrabando ilegal de armas, específicamente «en un rancho civil en… Veracruz (México) bajo el control y patrocinio de Rafael Caro-Quintero«.

 
En julio de 2013, agentes retirados de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, en representación de la Asociación Nacional de Ex Oficiales de dicho organismo (NAFBPO), emitieron una carta pública advirtiendo que violentos carteles mexicanos de la droga estaban operando al interior de Estados Unidos, señalando que el “Crimen organizado en la escala de la que hablamos, no puede existir sin protección política”.

Estas actividades llevaron al ex candidato presidencial de México, Andrés Manuel López Obrador, a presentar su queja en una carta enviada a la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, en 2009. “De seguro sabes que todo esto comenzó cuando un grupo de cerca de 30 traficantes de influencia y políticos corruptos, usando la tapadera de las denominadas políticas económicas neoliberales, tomaron control del Estado mexicano”, escribió.

Documento del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, en el que Plumlee detalla los programas «negros» de la CIA y las rutas de narcotráfico que existían entre Colombia, México y Estados Unidos.

 
En su entrevista con Infowars.com, Plumlee anunció que está dispuesto a prestar su testimonio ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado sobre lo ocurrido en Bengasi y dijo que espera motivar a otros agentes, tanto activos como en retiro, a que entreguen información.

“Quiero que me devuelvan mi país”, concluyó.

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