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El fiasco de los transgénicos durante el 2012

La industria biotecnológica invierte muchos millones de dólares anuales para vender la imagen de que los cultivos transgénicos van viento en popa, pero la realidad es que se siguen sembrando en pocos países, con peores o a lo más, iguales, resultados que los híbridos y mayores impactos ambientales y de salud. Diez países cubren el 98 por ciento del área plantada con transgénicos y más del 80 por ciento son cultivos resistentes a agroquímicos cada vez más tóxicos, porque los transgénicos usan más veneno por unidad de área del que jamás se había aplicado en la historia de la agricultura.

El 2012 marcó una serie de revelaciones sobre los daños de los transgénicos, muchos de los cuales fueron compilados por la organización británica GMWatch. Siguen varios ejemplos. Para ver fuentes y lista completa: http://gmwatch.org/index.php?option=com_content&view=article&id=14548:biotechs-10-biggest-pr-disasters-of-2012

Transgénicos y cáncer: Probablemente lo más significativo del año fue la investigación científica dirigida por Gilles-Eric Séralini en Francia, que mostró que ratas alimentadas toda su vida con maíz transgénico sufrieron cáncer, muerte prematura y daños hepatorrenales. Por cierto, con maíz NK603 de Monsanto resistente a glifosato, el mismo que presionan para autorizar en más de un millón de hectáreas en México. El estudio fue el más extenso y completo sobre daños de transgénicos a la salud, lo cual motivó una reacción violenta de la industria biotecnológica, que además de agredir frontalmente, «apoyó» a seudocientíficos para atacar el estudio. En cualquier caso, el estudio mostró que los transgénicos pueden causar graves problemas de salud y que es imprescindible realizar más estudios independientes. Mientras tanto, para proteger la salud e interés públicos, se deben retirar los transgénicos en circulación y no autorizar nuevos. Los organismos reguladores no hacen pruebas propias en ningún país, se limitan a los documentos que presentan las empresas de transgénicos y que casualmente nunca muestran problemas. Ante la gravedad de los daños potenciales de los transgénicos y los argumentos falsos contra Séralini, se creó un sitio electrónico que presenta los estudios y contesta las críticas: gmoseralini.org.

Parcialidad regulatoria: El mismo caso puso en evidencia que las agencias reguladoras están coludidas con la industria, ya que el estudio cuestionado repitió el experimento que hizo Monsanto (el mismo tipo de ratas, igual maíz), pero Monsanto interrumpió el experimento a los tres meses, cuando los síntomas más graves comienzan después del cuarto mes. Varias agencias que aceptaron el estudio de Monsanto, cuestionaron el de Séralini, aunque es mucho más amplio y comparable a la reacciones en humanos.

Escape de Europa: la transnacional BASF retiró su división de transgénicos de Europa por la oposición de «la mayoría de consumidores, agricultores y políticos» de ese continente. Retiró también la comercialización de la papa transgénica Amflora, uno de los únicos 2 cultivos transgénicos autorizados en la Unión Europea. El otro, el maíz Mon810 de Monsanto, sigue prohibido en Alemania, Austria, Hungría, Luxemburgo, Francia, Grecia, Italia, Bulgaria y Polonia.

Suicidios en India: Monsanto afirma que el algodón transgénico es un éxito en la India, pero fue revelado un informe confidencial para el Ministerio de Agricultura donde se afirma que «los agricultores están en una severa crisis desde que cambiaron a algodón transgénico y la avalancha de suicidios campesinos en 2011 y 2012 fue particularmente grave entre los que plantaban algodón transgénico». Otro informe de 31 parlamentarios encontró la misma realidad, además de documentar que los pobladores de la «aldea modelo» de Monsanto en India ahora exigen la prohibición del algodón transgénico por los daños que han sufrido.

Oposición creciente: La vasta mayoría de la población mundial no quiere transgénicos, una batalla que hemos ganado y seguirá igual, aunque el dinero de la industria compre propaganda, políticos o reguladores. Este año, se aprobó el etiquetado obligatorio de transgénicos en India, Sudáfrica y Turquía. En Brasil, donde ya existía, un juicio obligó a Nestlé a ponerlo en práctica. En California, las multinacionales de transgénicos gastaron más de 45 millones de dólares en campañas mentirosas, para evitar que ese estado aprobara el etiquetado y aún así casi la mitad de los votantes votó por etiquetar los transgénicos. Si son inocuos ¿por qué las empresas no quieren decir que usan transgénicos?

Avalancha tóxica: Los transgénicos usan mucho más agrotóxicos que sus similares convencionales, ya que están manipulados para tolerar gran cantidad de veneno. Por ello dejan hasta 200 veces más residuos de tóxicos en los alimentos, y causan enormes daños ambientales. Como generan resistencia en hierbas invasoras, ahora las empresas hacen transgénicos resistentes al 2-4 D, componente del Agente Naranja usado como arma en la guerra de Vietnam, y a otros tóxicos que se habían descartado por su alta peligrosidad. Varios estudios científicos (Alemania, Austria, Argentina) mostraron que el glifosato –el tóxico más usado con transgénicos– ha contaminado aguas subterráneas y agua potable, encontraron residuos en la placenta de mujeres embarazadas y en orina de habitantes de ciudades europeas, se lo vincuó a la enfermedad de Parkison, a disminución de testosterona, a enfermedades gastrointestinales en ganado que consume forrajes transgénicos, a deformación de larvas de anfibios y deformaciones congénitas en humanos.

La lista sigue con otros ejemplos de daños, del uso creciente de tóxicos que conllevan los transgénicos, del fraude de documentos científicos y sentencias contra Monsanto en varios países por propaganda falsa sobre supuestos beneficios de los transgénicos.

Los transgénicos son un fraude corporativo global contra la soberanía, la salud y el ambiente.

Vea también:

Charla: Los transgénicos en Chile y el mundo – Dra. María Isabel Manzur

3 comentarios
  • Anónimo
    23 enero 2013 at 8:23 am -

    ¿A cuántos senadores y diputados Monsanto paga en Chile sus campañas?

  • Anónimo
    23 enero 2013 at 6:01 pm -

    Habría que comenzar a interrogar a la familia Von Baer. Aparentemente es bien amiga de esa multinacional…¿por qué será?. lol

  • Anónimo
    26 enero 2013 at 1:36 am -

    La familia de Ena Von Baer tiene una empresa llamada Semillas Baer (ver diario el ciudadano, año 2011, n°104) asi que queda claro el interés de ella, no solo el capitalismo se ha apropiado de las riquezas minerales del norte, de la educación, las tierras, el mar y sus recursos, el agua potable, los caminos,etc, lo terrible es ahora se quieren apropiarse de las semillas patentándolas como propiedad intelectual, modificándolas genéticamente y dándole a la población vegetales con tóxicos y pobres nutricionalmente. Yo me pregunto ¿no hay límites para tal destrucción del patrimonio genético de la humanidad? la codicia no tiene límites ni moral.