Investigadores y grandes farmacéuticas conducen experimentación humana en África

Un nuevo comunicado condena a prominentes instituciones y compañías farmacéuticas como Pfizer, la Universidad de Columbia, la Universidad Johns Hopkins y el Population Council, por su participación en experimentación ilegal con humanos en África.

El reporte se titula “Investigación no-consentida en África: La externalización de Tuskegee”, en referencia al experimento ilícito con humanos realizado en Tuskegee, Alabama, entre 1932 y 1972 por el Servicio Público de Salud de Estados Unidos. En tal experimento, unos 600 afroamericanos pobres fueron observados en un estudio sobre la progresión de la sífilis no tratada. Algunos individuos fueron intencionalmente infectados con la enfermedad y a todos se les negó una cura. El reporte indica que nadie fue responsabilizado por este crimen.

El nuevo informe detalla experimentos humanos llevados a cabo por investigadores estadounidenses y compañías farmacéuticas con africanos que son típicamente pobres, sin educación y escasean de un completo entendimiento sobre sus derechos. Los sujetos son frecuentemente llevados a creer que están recibiendo tratamiento médico de servicios gubernamentales o ministerios de salud.

Estas prácticas se remontan a los condenables experimentos realizados por investigadores estadounidenses en Guatemala durante los cuarenta, donde cientos de guatemaltecos fueron deliberadamente infectados con enfermedades de transmisión sexual, sin consentimiento ni información. El año pasado, el presidente Obama se disculpó formalmente con Guatemala por estas operaciones.

La experimentación con humanos en los Estados Unidos está regulada por la Oficina de Integridad Investigativa y varios paneles institucionales de ética. Muchos países africanos no poseen estas instituciones. Incluso cuando éstas existen, no tienen independencia y están controladas por corruptas autoridades de gobierno.

En un experimento sobre el VIH patrocinado por Gilead Sciences, los Centros de Control de Enfermedades y la Fundación Bill y Melinda Gates, siendo operado por Family Health International, conejillos de indias de Camerún recibieron detalles sobre la operación en inglés, incluso cuando muchos de ellos sólo hablaban francés y eran analfabetos. Cinco mujeres habrían sido infectadas con VIH en el experimento, sin ser provistas de medicamentos antirretrovirales.

En otro experimento en Nigeria, liderado por pediatras de Pfizer, investigadores inyectaron a niños con un antibiótico llamado Trovan durante un brote de meningitis, sin otorgar formularios informados de consentimiento a sus familias, los cuales revelaban el propósito del experimento y sus efectos secundarios. Once niños murieron y muchos terminaron minusválidos.

En Sudáfrica y Namibia, madres con VIH/SIDA son rutinariamente esterilizadas de manera involuntaria. Países que realizan estos procedimientos son conocidos por recibir financiamiento, en la forma de subvenciones e incentivos, por parte de USAID y otras organizaciones de asistencia.

El reporte explica que investigadores estadounidenses y compañías farmacéuticas violan las leyes y protocolos de la Declaración de Helsinki (1964) y el Reporte Belmont, el cual proporciona pautas éticas sobre la experimentación con humanos.

Además, los resultados de experimentos no éticos y fraudulentos son lavados en Estados Unidos y Europa a través del sistema peer-review. Muchos de los “peers” que revisan estos experimentos se ven involucrados en la misma conducta fraudulenta. Otros están preocupados por la posibilidad de la enajenación profesional si se manifiestan al respecto.

Los autores hacen diversas demandas para que las prácticas mencionadas terminen. Éstas incluyen realizar audiencias congresales para que el asunto sea llevado a la atención pública, y que una nueva legislación sea formulada para asegurar que los medicamentos no sean aprobados por la FDA, a menos que las investigaciones sobre las cuales estén basados cumplan con principios de ética investigativa.