Inspector Vallejo: «A las fiestas del Cabro Carrera iban políticos y ministros de la Corte Suprema»

Una asociación ilícita de políticos, miembros del Poder Judicial, militares y funcionarios de la policía, permitió que a mediados de los años noventa el narcotraficante Mario Silva Leiva, más conocido como el “Cabro Carrera”, pudiera operar en Chile con la más completa impunidad.

Así lo reveló este martes el ex inspector de la PDI José Miguel Vallejo, recordando sus días como jefe de la Brigada Antinarcóticos de Investigaciones, durante una entrevista con el programa “Mentiras Verdaderas” de La Red.

“Este señor (el Cabro Carrera) festejaba los cumpleaños como Pablo Escobar. A lo grande. Invitaba a artistas muy famosos, muy conocidos”, declaró.

El inspector reveló que, durante un operativo policial, filmó una de las fiestas del Cabro Carrera y constató que a ella concurrían “ministros, políticos que llegaron a ocupar altos puestos… militares… gente de la Corte Suprema”. Los invitados no iban “por plata, sino por hábitos de drogas”, precisó.

El ex funcionario dijo haberse retirado “asqueado” de Investigaciones por la corrupción que existía en ese momento. Aseguró además que el ex director de la PDI Horacio Toro, tuvo razón cuando señaló, en la década de 1990, que el 80% de la policía civil estaba integrada por funcionarios corruptos.

Toro, un general católico del Ejército chileno, sería sustituido más tarde por el director Nelson Mery Figueroa, un sujeto cercano a la masonería, por recomendación del canciller también masón de la época Enrique Silva Cima al entonces presidente Patricio Aylwin Azocar.

El enroque suscitado por la filtración de los infames planes “Halcón I” y “Halcón II” cuando Toro se encontraba fuera del país, fue interpretado por funcionarios vinculados a la inteligencia de la institución como una operación destinada a descabezar Investigaciones, en momentos en que se abría una posibilidad de limpiar la policía de sus malos elementos.

El 11 de junio de 1992, cuando el ejemplar “Surgidor” ganó el clásico Policía de Investigaciones en el Hipódromo Chile, Nelson Mery entregó personalmente un premio al mítico Cabro Carrera. “Una semana después, (Mario) Silva Leiva fue interrogado por detectives que sospechaban de la victoria de su finasangre. Tanto Mery como Silva Leiva dijeron que no se conocían”, reza un artículo de La Nación.

“Abrí la boca adentro del Congreso y nadie me prestó atención”, relató Vallejo respecto a las denuncias de corrupción que efectuó en aquella época. “Todos los políticos de las distintas tendencias se pusieron de acuerdo para echarme abajo y para desacreditarme… no se hizo nada… el porcentaje de políticos podridos que había en ese tiempo (1995-1996) era una cosa alarmante”.

En cuando al estado actual de las instituciones, el inspector dijo que la corrupción policial ha disminuido, pero que “siempre hay casos”. En la Corte Suprema, manifestó, “hubo un afán de depuración… ellos mismos le hicieron el vacío a los dos ministros que eran buenazos para el consumo de cocaína y tenían vínculos con medio mundo”.

El Cabro Carrera hace un brindis con el entonces director de la PDI, Nelson Mery

Los psicópatas de Viña y el caso Matute

El inspector Vallejo también opinó sobre el bullado caso de los “psicópatas de Viña” en donde, pese a que las pericias del comisario Nelson Lillo Merodio apuntaron al empresario Luis Gubler Díaz, el O.S.7 de Carabineros imputó los crímenes a los uniformados Carlos Topp Collins y Jorge Sagredo Pizarro, los cuales fueron posteriormente fusilados.

Sin dar nombres, Vallejo señaló que había un “empresario… bien relacionado” que estaba involucrado en el caso y que no fue tocado por la justicia. “Tenía un grupo de élite donde había uniformados de muy alto grado”, y poseía amistades con “hijos de una persona que era intocable en Chile”, haciendo aparente alusión al general Augusto Pinochet.

“Chile tiene una enormidad de inculpados que no son los autores”, sentenció el policía.

Luego se refirió al enigmático crimen de Jorge Matute Johns y a la nueva autopsia que realizó el Servicio Médico Legal con motivo de la reapertura de la investigación. Vallejo señaló que el perito español Francisco Etxeberría estaría buscando los rastros de un golpe de manopla en el cráneo de Matute, a fin de confirmar la presunción de que el joven falleció al interior de la discoteque La Cucaracha producto de una pelea con el guardia Marcelo Ramos, apodado “El Oso”.

“Eso es muy importante, porque probaría que ‘El Oso’ estuvo detrás de este crimen, y desestimaría acusaciones que han estado dirigidas equivocadamente, para mí gusto, hacia un grupo de jóvenes que no tuvo nada que ver”, aseguró.

Vallejo agregó que toda la sangre de Matute que había en el sitio del suceso “fue barrida y fue lavada, y después el lugar fue, con autorización de la jueza, desmantelado… no quedó ninguna evidencia”.

Sin especificar si se refería al comisario de la PDI Héctor Arenas, quien hasta la fecha insiste en ubicar el crimen de Matute en el estacionamiento de La Cucaracha, Vallejo apuntó a que la mayoría de las pericias fueron “equivocaciones… que un gestor investigativo empezó con una hipótesis, salió bulladamente en la prensa y no halló cómo dar vueltas, cómo girar y decir ‘oiga, estaba equivocado’, y sigo adelante con lo que yo propuse, sabiendo que no lo es”.

Vea la entrevista al inspector José Miguel Vallejo