La DINA financió sus operaciones con cocaína
La Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) financió a la Junta Militar y a varios organismos del Estado, pagando cuantiosos montos a los principales diarios, revistas y agencias de noticias durante los primeros años del régimen de Augusto Pinochet.
Entre los pagos realizados a través de una ficticia Dirección Nacional de Rehabilitación destacan “altas sumas de dinero a distintos regimientos y otras reparticiones del Ejército, incluidas la comandancia en jefe y la Fábrica de Armas y Materiales del Ejército (Famae) y al Banco Central”, según reveló Efe.
Como reveló un informe de la Corte Suprema anexo al expediente del juicio por el asesinato del ex canciller Orlando Letelier, el criminal Manuel Contreras giró a esa cuenta, en 1975, la exorbitante suma de 1.598.496.520 escudos. Los giros incluyen doce cheques cobrados por “Junta de Gobierno” por un total de 165.630.800 escudos.
Es imposible entender el origen de los “fondos negros” de la DINA sin desenterrar sus vínculos con la comunidad “gusana” de Cuba y neo-fascistas italianos involucrados en el tráfico ilícito de drogas, fuente común del financiamiento de operaciones encubiertas de las dictaduras del Cono Sur.
Según los periodistas John Dinges y Saul Landau, Contreras “dio protección a narcotraficantes, recibiendo por ello pagos que fueron a la DINA y al lobby cubano anticastrista”.
Luego del golpe instigado por la CIA en 1973, “Pinochet envío a la DEA (Agencia Antidrogas de Estados Unidos) un avión cargado de narcotraficantes… luego la mano derecha de Pinochet, Manuel Contreras, puso a sus propios hombres bajo protección de la DINA, en las mismas plantas de elaboración y puntos de embarque”, relata el libro “Asesinato En Washington”.
“Los cubanos anticastristas llevaban una parte de la operación. Las enormes ganancias fueron a suplementar el presupuesto clandestino de la DINA”.
Un artículo escrito en 2000 por el periodista irlandés Hugh O’Shaughnessy reveló que “el Ejército y la policía secreta chilena han pasado más de dos décadas inundando Europa y Estados Unidos con envíos masivos de cocaína. El tráfico comenzó durante la dictadura de 17 años del general Augusto Pinochet y continúa hasta el día de hoy”.
La disolución de la DINA en 1977 no interrumpió el negocio ilícito de Pinochet y su expansión al mercado negro de las armas, como más tarde revelaría el hallazgo en Budapest de 11,5 toneladas de pertrechos destinados a Croacia, a inicios de la década de los noventa, y el posterior asesinato del coronel Gerardo Huber.
Los periodistas Juan Gasparín y Sergio de Castro lograron establecer que el empresario de la chatarra vinculado a la UDI, Edgardo Bathich, y el traficante internacional de armas, Monzer Al Kassar, colaboraron con el régimen pinochetista en estas operaciones. Todo intento de perseguir penalmente a los culpables fue bloqueado por la Dirección de Inteligencia del Ejército (DINE), en connivencia con altos jefes policiales.
El banco de la droga
El 13 de septiembre de 1991, la revista Tiempo acusó al general Pinochet de proteger y enriquecer a varios empresarios árabes implicados en el Banco de Crédito y Comercio (BCCI), institución utilizada por terroristas, organismos de inteligencia y carteles de la droga para lavar dinero, y que tenía entre sus principales directivos a Monzer Al Kassar.
En 1988, el presidente del BCCI, Ghaith Pharaon, había salido airoso de una reunión en La Moneda con Pinochet y el economista Hernán Buchi: usando la fórmula de reconversión de la deuda externa con 12 millones de dólares del Banco Central, se le permitiría expandir su cuestionado imperio inmobiliario construyendo en Las Condes el decoroso Hotel Hyatt.
Poco después de ser investigado por lavado de dinero en Argentina, Pharaon vendió el hotel al empresario y dueño de Copesa, Álvaro Saieh.
Otro de los beneficiados fue el saudita Khalid Bin Mahfouz, quien se hizo con el noventa por ciento de las compañías C y D International, y Eicomar, creando posteriormente la sociedad de Inversiones Pathfinder S.A.. Cuando estalló el escándalo del banco BCCI en 1991, Bin Mahfouz se deshizo de sus inversiones en Chile, vendiéndolas a Félix Bacigalupo, Jorge Obach y al ex senador de la UDI, Marcos Cariola.
esta huea se ha sabido de siempre… de hecho cuando era chico era secreto a voces.
El verdadero drama de la droga es que el ser humano que cae en ella será drogadicto para el resto de su vida. Los tratamientos, al igual que con el alcoholismo, tratan de crear un abstinencia, que ojalá dure el resto de la vida. En otras palabras el drogadicto, como el alcohólico, pierde su libertad, ya que la recaída esta siempre al acecho. Lo realmente raro de todo este asunto, es que todos los políticos se llenen el tarro con la palabra “libertad”, y sin embargo no hacen nada para detener esta destrucción de la libertad que es para el resto de la vida….el código penal castiga el trafico…¿pero no castiga la perdida de la libertad que la droga produce? ¿No es esto último el verdadero delito. ¿A alguien se le ocurre por qué esto es así?
Esto es así por que los poderes facticos se lucran y manejan todo el negocio y lo otro es que le interesa tener a la gente dormida y enfermas así lucran con las farmafias y siguen esclavizando el mundo a su antojo..
Todos lo hacían, el solo quería ser popular.
siempre lo supe, conozco narcotraficantes que se jactan de aquello