Once años después del 11-S: Estados Unidos y Al Qaeda se unen en Siria

La alianza encubierta de Washington con Al Qaeda en Siria demuestra que la guerra de Estados Unidos contra el terror nunca fue genuina. La versión oficial del 11-S, como un mito sagrado e incuestionable, sirvió para lavarle el cerebro al mundo, en una campaña de propaganda para perseguir objetivos sionistas e imperialistas criminales en Medio Oriente.

Defender a Al Qaeda y atrapar a Bin Laden sólo eran los objetivos públicos. Éstos nunca fueron perseguidos con real vigor. Estados Unidos cazando a Al Qaeda, es como un perro persiguiendo su propia cola. Los dos son inseparables, porque son el mismo ser. Al Qaeda, de hecho, es el código de información privilegiada de la CIA.

Toda la historia de Al Qaeda y Osama Bin Laden de los últimos once años es una mentira. Osama Bin Laden había muerto mucho antes que el presidente y agente de la CIA, Barrack Obama, llegara a la oficina oval.

El asesinato novelesco de Bin Laden en mayo de 2011 fue presentado al mundo como la conclusión de un drama de diez años de duración, pero la cacería nunca ocurrió, y el asesinato, por supuesto, tampoco. Bin Laden nunca fue capturado y asesinado en la vida real.

Si Obama era el cazafantasmas, Bin Laden era Gasparín. La cacería de Bin Laden fue una pésima película hecha para la televisión. El casting, la dirección y la escritura de la obra merecen tres puntos de desaprobación.

Pero es útil rebobinar la película al comienzo y reproducir la escena de Bin Laden siendo visitado por la CIA en un hospital de Dubai, días antes del 11-S. Aunque la escena fue posteriormente sacada de la película por los directores de la realidad oficial de la CIA, aún quedan copias deambulando en internet.

El momento en que el FBI permitió a la familia Bin Laden escapar de Estados Unidos en un avión también es una escena para el recuerdo.

Desplazar a Bin Laden del ideario colectivo permitió al equipo de seguridad nacional de Obama concentrar su tiempo completo en el arsenal nuclear de Pakistán, Libia, Siria e Irán.

A pesar de la negación oficial, el hecho de que Washington y otras capitales occidentales están dirigiendo a terroristas de Al Qaeda en Siria, proveyéndoles cobertura política y mediática, es una realidad inescapable.

El profesor Michel Chossudovsky escribió el 8 de septiembre de 2012, en su artículo “9/11 Mastermind Osama bin Laden: America’s Anti-Soviet “Peace Warrior” and CIA “Intelligence Asset”«:

“Bosnia, Kosovo, Macedonia: El objetivo estratégico de las operaciones militares de EEUU y la OTAN fue desestabilizar y destruir a la Federación Yugoslava usando a agentes terroristas de Al Qaeda, como medio para gatillar divisiones sectarias y étnicas dentro de una sociedad nacional culturalmente diversa.

El modelo Bosnia-Kosovo fue replicado en Libia y Siria”.

Que Washington esté utilizando la “opción Al Qaeda” en Siria es un acto de desesperación imperial. Usar el terror es lo que hacen imperios en declive. Y lo triste sobre aquello es que la seguridad nacional de Estados Unidos no está amenazada por Siria, por lo cual está echando por la borda su dinero y reputación.

Permitir que terroristas jihadistas, saudíes, turcos e israelíes lleven la batuta en Siria, no es lo que grandes poderes hacen. Lógicamente, Washington debería usar su poder militar para hacer realidad su sueño de destruir a Siria. Recurrir a Al Qaeda, un matón en Turquía y una familia real corrupta en Arabia Saudita, es patético. Si vas a ser el destructor del mundo, entonces comprométete completamente con tu rol.

Si Al Qaeda es tu mejor amigo en Medio Oriente, y tu así-llamado “aliado especial”, estás en el lado equivocado de la historia, directo al suicidio. La destrucción es lo único que Washington tiene para ofrecer al mundo en este momento. A esto ha llegado el “gran imperio”: terrorismo y asesinatos en masa. Es más que triste.