Destacados:

Las cosas por su nombre: postdictadura

«Una vigilancia activa, continua y represiva constituye la esencia de su servicio» artículo 1° del Reglamento orgánico del cuerpo de Carabineros, 1906.

Hace un tiempo leía un artículo en el que hubo una palabra que me llamaba mucho la atención: postdictadura. Pensaba en el poderío que tenía ese concepto, pero que no ha sido explicado ni profundizado, mucho menos teorizado en base a los movimientos sociales que han ido ebullendo desde el año pasado.

Pues bien, considero que el término postdictadura viene a reemplazar lo que a nosotros se nos ha dicho que es la supuesta «transición a la democracia» desde 1990 a la actualidad (y según Lagos, hasta que firmó la ‘nueva Constitución’ en el 2005), que no es más que una simple invención; invención en términos de que es una fantasía que a la gente se les hizo creer y que, a pesar de tener unos elementos «genuinos» (como el derecho de votar por la gente que ellos consideran aptos, de unos partidos políticos que nadie respalda para que sea presidente) seguimos, como todos sabemos, con una gran estructura legada por el período de dictadura. En síntesis, consideramos el período de postdictadura como el período en que políticamente eligimos políticos para dirigir, bajo una estructura y dispositivos dictatoriales, y que sólo se diferencian unos de otros respecto a la cercanía que tienen con el dictador que instauró la Constitución y dispositivos nombrados y explicados acá.

Los ejemplos para establecer esta continuidad están de sobra y nombraremos algunos: sistema binominal, neoliberalismo, educación municipalizada y privatización de la educación. A ellos le sumaré algunos que no son muy hablados. El primero, el ‘plan laboral’ y la subcontratación, que es uno de los elementos fundamentales para ‘aumentar el trabajo’ a costa de la destrucción absoluta de la sindicalización y de la implantación de un sistema laboral en que no se sabe cuál es tu jefe, vives en un ambiente laboral ajeno, ya que «no eres de ahí», con una rotación de lugares de trabajo que evita la creación de lazos con sus compañeros y el ambiente en el que te desempeñas. Este sistema fue hecho ya en los 80’s, y perfeccionado en el 2006 con la nueva ley de subcontratación. Sólo un dato más: quien lo implanto no es más ni menos que José Piñera, hermano del presidente actual. No hay muestra más gráfica de la continuidad existente.

El segundo elemento responde al desarrollo de las fuerzas policiales. Las fuerzas policiales tienen, incluso, orígenes que son presisamente reprimir y nada más que eso, variando en menor o mayor militarización, o pasando desde el control del Ministerio de Guerra al Ministerio del Interior (que convoca guerras internas, como el actual Rodrigo Hinzpeter). Para efectos de bajo pueblo, poco y nada importan dichos cambios. Lo que sí nos importa, es que justamente para la dictadura militar vimos lo que Carlos Maldonado nos señala como el «Segundo período de militarización de la Policía», que se traduce básicamente en una absorción completa de las fuerzas policiales a los militares, y por tanto quienes sufrimos las consecuencias somos nosotros y en específico, nuestros padres, abuelos y familiares.

Hoy, a pesar de que las fuerzas policiales sean parte del Ministerio del Interior, se han ido militarizando de variadas formas. Es cosa de ir a marchas en la actualidad y notar que Carabineros está completamente armado y protegido, y con todas las facultades y protecciones legales como los militares u esos grupos que se autoeducan a sí mismos, conformando una especie de subcultura. Todo esto es una constante en la policía. Prueba de ello es el caso de Manuel Gutierrez.

El tercero y que a nosotros, el bajo pueblo, nos ha afectado y nos seguirá afectando por un buen tiempo más, son los dispositivos legales que han usado para reprimir, vigilar y castigar, los cuales no dejan de preocupar. Según hemos visto, es probable que dichos dispositivos se vuelvan más salvajes para nosotros, quienes mantenemos ideas subversivas, vamos en contra del establishment y a quienes meten en el saco de la violencia (como si la de ellos no lo fuese). Como todos sabemos, son la Ley Antiterrorista y la Ley de Seguridad Interior del Estado las que prolongadamente han sido utilizadas para controlar a las disidencias, a quienes revindican sus derechos ancestrales (en el caso mapuche), y a quienes revindican sus derechos ciudadanos, como los casos de Aysén, Freirina, los estudiantes, los trabajadores, los pobladores, etc.

Anteriormente, hacia el S.XIX y hasta la dictadura militar, había dos posibles estados: los estados de derecho (democráticas, conservadoras, parlamentarias, etc), y la segunda eran las excepciones constitucionales, las que podían darse por diversos motivos (o excusas). El punto es que siempre se movía entre uno u otro estado, pero desde la dictadura militar los estados de sitio fueron dejados de lado, y de hecho ya prácticamente no son necesarios, porque lo que entrega la Ley Antiterrorista es precisamente un espacio anticonstitucional dentro de la misma Constitución, como una burbuja donde el Estado puede hacer lo que le plazca dentro de la gran burbuja que es la constitucionalidad.

La postdictadura, justamente, se caracteriza por la pobre utilización de las excepciones constitucionales, pero una alta cantidad de casos donde se presenta la Ley Antiterrorista o Ley de Seguridad Interior del Estado, las cuales claramente tienen un sesgo político y no poseen el derecho penal común. En el caso de Sebastián Piñera, éste efectúa una profundización para «ampliar la burbuja» con la Ley Hinzpeter, y que sumado a la propuesta de Chahuán, nos completa el panorama de represión que ya se ha estado observando, y que se ha difundido en esta página con el documental Represión Chile y otros videos y artículos.

Cambiar de «transición a la democracia» a «postdictadura» no es sólo por un tema semántico. Es importante nombrarlo de esta forma, porque nos coloca como herederos y esclavos de una dictadura que aún nos sigue atormentando. Además de ello, decir que estamos en una postdictadura nos invita a movernos a cambiar nuestro comportamiento tan apático frente a los movimientos sociales y el malestar cultural y político en el que nos encontramos, ya que es muy simple y cómodo decir que «estamos en democracia», cuando no lo estamos en lo absoluto. Señalarlo de esta manera nos debería inducir a comprender que queda mucho camino por continuar, y que la revolución que necesitamos necesita algo más que unos cambios cosméticos.

Cuando les contemos a nuestros hijos, sobrinos y a los más pequeños en general, no debemos olvidar esto, ya que creer que después del «No» se ganó la democracia (a propósito de una película de moda y estratégicamente lanzada en estos tiempos) es perder la lucha por un país mejor.

La invitación a todos es, en última instancia, a que se apoderen de la historia, y qué mejor comienzo que apoderarse de las denominaciones de la historia y cómo la ordenamos nosotros mismos desde abajo, ya que en el momento que hagamos eso, nunca más seremos engañados. Cuando despejemos el camino que hemos recorrido, podremos ver cuando realmente cuanto avanzamos.

11 comentarios
  • Anónimo
    23 septiembre 2012 at 4:40 pm -

    A VOTAR LEYES, NO PARTIDOS

  • Anónimo
    23 septiembre 2012 at 4:41 pm -

    En la foto aparecen los últimos Presidentes de Chile, que tienen en común: TODOS SON MASONES, y los une un auténtico interés por el dios DINERO. ¿Para quién habrán trabajado?

  • Anónimo
    23 septiembre 2012 at 5:22 pm -

    Un muy buen analisis. Yo lo complementaria desde otra óptica, la del Estado. ¿Por que nacio el Estado moderno? ¿En la actualdiad de cumplen los objetivos que este perseguia ? Creo que -Utilizando las palabras de Hobbes- La postdictadura nos enmarca en un estado de naturaleza en el plano economico-social, y que el Estado solo actua para reprimir y resguardar los intereses de quienes detentan el poder. El bien común, solo es una quimera.

  • Anónimo
    23 septiembre 2012 at 6:53 pm -

    solo una pequeño reparo…el ESTADO no es el culpable…ya que el ESTADO somos todos nosostros….cambiaria la palabra ESTADO por Admisnistradores del Estado cuando nos referimos a este…..solo para diferenciar y no confundir mas el pobre pueblo q de educacion civica no tiene nada….justamente para que el poder de la mafia se sigua manteniendo en el poder …grcs….sldsss

  • Anónimo
    23 septiembre 2012 at 7:59 pm -

    Mientras exista estado existirá represión.

    Mientras exista dinero existirá corrupción.

    Mientras exista violencia existirá la justificación.

  • Anónimo
    24 septiembre 2012 at 8:49 am -

    democracia palabra sin contenido real para el pueblo,pero si bandera madiatica de la clase politica tanto en chile como en el mundo.

  • Anónimo
    24 septiembre 2012 at 12:17 pm -

    Claro que tiene contenido real, significa que el 50+1% puede ejercer coacción sobre el resto.

  • Anónimo
    24 septiembre 2012 at 11:21 pm -

    Con tan solo ver a rockerfeller me duele la guata.

  • Anónimo
    25 septiembre 2012 at 1:07 am -

    mas estado = menos libertad

  • Anónimo
    25 septiembre 2012 at 3:36 am -

    al primero de arriba: VOTAR TANTO A POLÍTICOS COMO LEYS.

    Por qué..? PORQUE SON LA MISMA MIERDA

  • Anónimo
    12 marzo 2013 at 4:50 pm -