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La brutal junta militar egipcia es apoyada por la administración Obama

Recién salida de los bombardeos a Libia bajo el pretexto de «intervención humanitaria», mientras pide la renuncia al presidente sirio, Bashar al-Assad por el maltrato a manifestantes, la administración Obama ha adoptado un enfoque notablemente diferente respecto a la brutal junta militar de Egipto que ahora está ocupada torturando y asesinando manifestantes en las calles de El Cairo.

«Los enfrentamientos han estallado de nuevo en la capital egipcia mientras las fuerzas de seguridad continúan sus esfuerzos para despejar la plaza Tahrir de El Cairo de los manifestantes. Al menos 33 personas han fallecido desde que comenzó la violencia el sábado con cientos de heridos», informa BBC News.

Los manifestantes están indignados por la renuencia del consejo militar de abandonar el poder diez meses después que Hosni Mubarak fuese derrocado. Los miembros del consejo han admitido abiertamente su intención de mantener el control total, incluso después de las elecciones parlamentarias que tendrán lugar a finales de este mes.

«La legislatura se mantendrá en un papel subordinado similar al antiguo Parlamento de Mubarak, dijeron, con el consejo militar nombrando al primer ministro y al gabinete», informó el New York Times el mes pasado.

La comprensión de que una forma de dictadura sólo fue remplazada por otra ha desencadenado disturbios que se extendieron a otras ciudades, como Alejandría, Suez y Asuán.

Sin embargo, mientras la represión contra los rebeldes combatientes libios, que fueron descritos como «manifestantes» por la administración Obama y los medios de comunicación occidentales, incluso mientras pilotaban aviones de combate y dispararon misiles granada propulsados por cohetes, fueron condenados con firmeza, y las fuerzas de seguridad sirias han sido igualmente criticada por su tratamiento a los militantes dentro de guerra civil en desarrollo, el silencio con respecto a Egipto ha sido ensordecedor.

De hecho,la administración Obama no ha hecho más que colocarse del lado de la junta militar gobernante que se niega a entregar el poder a un gobierno elegido democráticamente y ha respondido a las manifestaciones con el asesinato y la realización de brutales golpizas a manifestantes.

El gobierno estadounidense «restó importancia a los abusos», informó Salon, con el embajador de Estados Unidos para la Transición en Oriente Medio, William Taylor, atribuyendo los asesinatos a la «inexperiencia» de del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto (CSFA).

La administración Obama ha trabajado a través de la CSFA para asegurarse de que Egipto sigua siendo compatible con los intereses geopolíticos de Estados Unidos y la OTAN en la región.

«Desde el levantamiento popular que llevó al derrocamiento de Mubarak el 11 de febrero, la administración Obama ha trabajado estrechamente con el CSFA para tratar de poner fin a las huelgas y protestas de trabajadores egipcios que exigen igualdad social y derechos democráticos. Se ha intentado a toda costa evitar una segunda revolución», escribe Johannes Stern. «Este temor ante un movimiento independiente de la clase obrera egipcia es compartido por la elite gobernante de Egipto en su totalidad.»

El apoyo de Estados Unidos a la junta militar de Egipto no es sorprendente dado el hecho de que la mayoría de la ayuda enviada al país ha ido directamente a las fuerzas armadas – incluyendo $ 1.300 millones en 2010 solamente, con la administración Obama elevando este nivel de financiación que se mantiene a pesar de los problemas financieros propios de los Estados Unidos.

De hecho, el ejército egipcio planea afianzar su poder con la construcción de más tanques M1A1 Abrams a través de la ayuda financiera de Estados Unidos.

Mientras abiertamente amenaza a Siria con el ejército bajo el pretexto de evitar una catástrofe humanitaria, gente como Barack Obama y Hillary Clinton no han pronunciado una sola palabra de disidencia contra la brutal junta militar egipcia que ahora está en proceso de asesinar y torturar a su propio pueblo mientras el mundo observa con horror.

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